domingo, 17 de septiembre de 2023

UTOPÍA/s (y desencanto-s-): Galeano, Magris, Trueba... (COMENTARIO RESUELTO)



UTOPÍA Y DESENCANTO


El final y el principio del milenio necesitan utopía unida al desencanto. Me explico: el destino de cada hombre, y de la misma Historia, se parece al de Moisés, que no alcanzó la Tierra Prometida, pero no dejó de caminar en dirección a ella. Utopía significa no rendirse a las cosas tal como son y luchar por las cosas tal como debieran ser; saber que al mundo, como dice un verso de Brecht, le hace buena falta que lo cambien y lo rediman. El despertar religioso, que sin embargo tan a menudo degenera en fundamentalismos, cumple la gran función de avivar el sentido del más allá, de recordar que la Historia profana de lo que sucede se intersecciona continuamente con la Historia sagrada, con el grito de las víctimas que piden otra Historia y que, en el Día del Juicio, presentarán a Dios y al Espíritu del Mundo el libro de cuentas y los

llamarán a que les den razón del matadero universal.

Utopía significa no olvidar a esas víctimas anónimas, a los millones de personas que perecieron a lo largo de los siglos a causa de violencias indecibles y que han sido sepultadas en el olvido, sin registro alguno en los Anales de la Historia Universal. El río de la Historia arrastra y sumerge a las pequeñas historias individuales: la ola del olvido las borra de la memoria del mundo. Por eso, escribir significa también caminar a lo largo del río, remontar la corriente, repescar existencias naufragadas, encontrar pecios enredados en las orillas y embarcarlos en una precaria arca de Noé de papel.

Este intento de salvación es utópico y el arca a lo mejor se hunde. Pero la utopía da sentido a la vida. ¿Por qué? Porque exige, contra toda verosimilitud, que la vida tenga un sentido. Veamos un ejemplo: Don Quijote es grande porque se empeña en creer, negando la evidencia, que la bacía del barbero es el yelmo de Mambrino y que la zafia Aldonza es la encantadora Dulcinea. Pero don Quijote, por sí solo, sería penoso y peligroso, como lo es la utopía cuando violenta a la realidad, creyendo que la meta lejana ha sido ya alcanzada, confundiendo el sueño con la realidad e imponiéndolo con brutalidad a los otros, como las utopías políticas totalitarias.

Don Quijote necesita a Sancho Panza, que se da cuenta de que el yelmo de Mambrino es una bacinilla y percibe el olor a establo de Aldonza, pero entiende que el mundo no está completo ni es verdadero si no se va en busca de ese yelmo hechizado y esa beldad luminosa. Sancho sigue al enloquecido caballero —es más, cuando éste recobra la cordura, se siente perdido y reclama nuevas aventuras encantadas-. Pero don Quijote, por sí solo, sería tal vez más pobre que él, porque a sus gestas caballerescas les faltarían los colores, los sabores, los alimentos, la sangre, el sudor y el placer sensual de la existencia, sin los cuales la idea heroica, que les

infunde significado, sería una prisión asfixiante.

Fragmento del ensayo UTOPÍA Y DESENCANTO.

Claudio Magris.


1. 1.Haz un resumen del texto: escribe un único párrafo de entre cinco y ocho líneas que muestre de forma breve pero completa lo que dice el autor del texto. Debe estar redactado en 3ª persona y no utilizar frases textuales. 

1.2.Enuncia el tema de este texto utilizando un SN, cuyo núcleo sea un sustantivo abstracto, con tantos CN como sea necesario para acotar la intención del autor. Anota dónde está mejor expresada.

1.3.- Determina la estructura del texto (señala las partes en que puede dividirse el texto en función de su contenido explicando por qué) y, si puedes, indica qué nombre recibe. 

1.4-¿Cuál es la principal intención comunicativa del autor? ¿Qué modalidad textual predomina? ¿Por qué? ¿Hay alguna otra que tenga importancia? Señálalas (puedes dividirlas en secuencias) y explica por qué.

1.5-Teniendo en cuenta lo anterior, señala dos rasgos propios de esa modalidad textual.

1.6. Explica CON TUS PALABRAS las expresiones subrayadas.

1.7. Sustituye las palabras en negrita por un sinónimo.

1.8. ¿Se trata de un texto adecuado, cohesionado y coherente? Señala al menos dos anáforas y dos catáforas. También puedes indicar la repetición de un contenido retórico sobre el que está construido el texto. Atiende principalmente a la progresión temática, el campo semántico y señala los conectores, el uso de recurrencia semántica (con sinónimos totales o parciales), mecanismos de recurrencia o repetición (mediante hipónimos o hiperónimos) y si hay cohesión gracias a referencias, conjunciones, elipsis o repeticiones.

EN ESTE ENLACE TIENES EXPLICADO EL TEXTO Y SUS PROPIEDADES.

Y AQUÍ CÓMO ESCRIBIR Y CÓMO HACER EL COMENTARIO DE UN TEXTO ARGUMENTATIVO.

*Escribe tu propio texto argumentativo desarrollando una (o varias) de las siguientes preguntas:

-¿Qué es mejor: ser utópico o ser realista? ¿Son compatibles ambas perspectivas?

-Claudio Magris pone ejemplos de utopía en la religión, la política y la literatura. ¿Dónde consideras que es más peligrosa? ¿Por qué?

-Imagina y desarrolla tu propia UTOPÍA (o, si prefieres, tu propia DISTOPÍA). A ser posible, mediante un texto argumentativo (aunque contenga secuencias descriptivas o narrativas) de ESTRUCTURA ENCUADRADA (con INTRODUCCIÓN+CUERPO ARGUMENTATIVO+CONCLUSIÓN).

AQUÍ TIENES LOS MECANISMOS DE COHESIÓN EN UNOS MAGNÍFICOS APUNTES DE "PROFE DE LENGUA"



 UTOPÍA Y DESENCANTO

El final y el principio del milenio necesitan utopía unida al desencanto. Me explico (CATÁFORA):---------->   El destino de cada hombre, y de la misma Historia, se parece al (destino) de Moisés, que no alcanzó la Tierra Prometida, pero (Moisés) no dejó de caminar en dirección a ella. Utopía significa no rendirse a las cosas tal como son y luchar por las cosas tal como debieran ser; saber que al mundo, como dice un verso de Brecht, le hace buena falta que lo cambien y lo rediman.

El despertar religioso, que sin embargo tan a menudo degenera en fundamentalismos, cumple la gran función de avivar el sentido del más allá, (cumple la gran función) de recordar que la Historia profana de lo que sucede se intersecciona continuamente con la Historia sagrada (antítesis), se intersecciona con el grito de las víctimas que piden otra Historia y (las víctimas) que, en el Día del Juicio, presentarán a Dios y al Espíritu del Mundo el libro de cuentas y los (a Dios y al Diablo) llamarán a que les den razón del matadero universal.

Utopía significa no olvidar a esas víctimas anónimas, a los millones de personas que perecieron a lo largo de los siglos a causa de violencias indecibles y que han sido sepultadas en el olvido, sin registro alguno en los Anales de la Historia Universal. 

El río de la Historia arrastra y sumerge a las pequeñas historias (antítesis) individuales, la ola del olvido las borra de la memoria del mundo; escribir significa también caminar a lo largo del río, remontar la corriente, repescar existencias naufragadas, encontrar pecios enredados en las orillas y embarcarlos en una precaria arca de Noé de papel.

ANALOGÍA: RÍO DE LA HISTORIA. 

Este intento de salvación es utópico y el arca (de Noé) a lo mejor se hunde. Pero la utopía da sentido a la vida. ¿Por qué? (CATÁFORA):----------> Porque (la utopía) exige, contra toda verosimilitud, que la vida tenga un sentido. 

Veamos un ejemplo:  (CATÁFORA):----------> don Quijote es grande porque se empeña en creer, negando la evidencia, que la bacía del barbero es el yelmo de Mambrino y que la zafia Aldonza es la encantadora Dulcinea. Pero don Quijote, por sí solo, sería penoso y peligroso, como lo (penosa y peligrosa) es la utopía cuando violenta a la realidad, creyendo que la meta lejana ha sido ya alcanzada, confundiendo el sueño con la realidad e imponiéndolo (el sueño) con brutalidad a los otros, como las utopías políticas totalitarias (lo imponen).

Don Quijote necesita a Sancho Panza, que se da cuenta de que el yelmo de Mambrino es una bacinilla y percibe el olor a establo de Aldonza mientras su amo huele el ámbar de Dulcinea, pero (Sancho) entiende que el mundo no está completo ni es verdadero si no se va en busca de ese yelmo hechizado y esa beldad luminosa (la belleza de Dulcinea).

Sancho sigue al enloquecido caballero (hiperónimo de Don Quijote)—es más, cuando éste (el enloquecido caballero/D. Quijote) recobra la cordura, (Sancho) se siente perdido y reclama nuevas aventuras encantadas.

Pero don Quijote, por sí solo, sería tal vez más pobre que él (Sancho), porque a sus gestas caballerescas (de Don Quijote) les faltarían los colores, los sabores, los alimentos, la sangre, el sudor y el placer sensual de la existencia, sin los cuales la idea heroica, que les infunde significado, sería una prisión asfixiante.

ANALOGÍA DOBLE: 

DON QUIJOTE (UTOPÍA) Y SANCHO (REALISMO/DESENCANTO) 

 1. 1.Haz un resumen del texto: escribe un único párrafo de entre cinco y ocho líneas que muestre de forma breve pero completa lo que dice el autor del texto. Debe estar redactado en 3ª persona y no utilizar frases textuales. 

1.2.Enuncia el tema de este texto utilizando un SN, cuyo núcleo sea un sustantivo abstracto, con tantos CN como sea necesario para acotar la intención del autor. 

1.3.- Determina la estructura del texto (señala las partes en que puede dividirse el texto en función de su contenido explicando por qué) y, si puedes, indica qué nombre recibe. 

1.4-¿Cuál es la principal intención comunicativa del autor? ¿Qué modalidad textual predomina? ¿Por qué? ¿Hay alguna otra que tenga importancia? Señálalas (puedes dividirlas en secuencias) y explica por qué.

1.5-Teniendo en cuenta lo anterior, señala dos rasgos propios de esa modalidad textual.

1.6. ¿Se trata de un texto adecuado, cohesionado y coherente? Señala al menos dos anáforas y dos catáforas. También puedes indicar la repetición de un contenido retórico sobre el que está construido el texto. Atiende principalmente a la progresión temática, el campo semántico y señala los conectores, el uso de recurrencia semántica (con sinónimos totales o parciales), mecanismos de recurrencia o repetición (mediante hipónimos o hiperónimos) y si hay cohesión gracias a referencias, conjunciones, elipsis o repeticiones.

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LA DISTOPÍA NUESTRA DE CADA DÍA

Se llevan las distopías, esas representaciones de un futuro alienado y hostil que invitan a mirar el presente como un eslabón doloroso entre un pasado ficticio pleno de felicidad y el porvenir fatal. Esa reinvención de lo vivido, que se filtra en las formas narrativas, invade también la esfera política, donde la nostalgia se ha convertido en un reclamo para el voto de los infelices. Parecen decirle a la gente: nosotros hemos fabricado la máquina del tiempo y te vamos a devolver al lugar que te mereces. Y no, la madurez consiste ni más ni menos en la aceptación del tiempo que te toca vivir. Por eso la distopía solo es interesante si se maneja como un juego de espejos con la realidad, a favor de la decencia y en contra de ese mirar para otro lado en el que nos hemos dejado arrastrar. Es decir, aceptar que toda ciencia ficción, todo relato histórico, toda pieza de época, de lo que habla es del presente en el que fue llevado a cabo.
Imaginen que el contagio del coronavirus se extiende por Europa de manera incontrolada mientras que en el continente africano, por las condiciones climáticas, no tiene incidencia. Aterradas, las familias europeas escaparían de la enfermedad de manera histérica, camino de la frontera africana. Tratarían de cruzar el mar por el Estrecho, se lanzarían en embarcaciones precarias desde las islas griegas y la costa turca. Perseguidos por la sombra de una nueva peste mortal tratarían de ponerse a salvo, urgidos por la necesidad. Pero al llegar a la costa africana, las mismas vallas que ellos levantaron, los mismos controles violentos y las fronteras más inexpugnables invertirían el poder de freno. Las fuerzas del orden norteafricanas dispararían contra los occidentales sin piedad, les gritarían: vete a tu casa, déjanos en paz, no queremos tu enfermedad, tu miseria, tu necesidad. Si los guionistas quisieran extremar la crueldad, permitirían que algunos europeos, guiados por las mafias extorsionadoras, alcanzaran destinos africanos, y allí los encerrarían en cuarentenas inhóspitas, donde serían despojados de sus pertenencias, de sus afectos, de su dignidad.

A esto se le llama la tragedia revertida y consiste sencillamente en tratar de ponerte en los zapatos del otro, del que sufre, del que huye, de los que no tienen nada porque las guerras y la miseria les han arrebatado el suelo donde crecieron. Todo el mundo sabe que la crisis sanitaria europea no tiene relación directa con el drama migratorio, y sin embargo, el estado de ánimo de los europeos sí relaciona ambas cosas. Por ello, toleramos la mano dura y la degradación de los valores humanos en la crisis de refugiados de la frontera greco-turca. La privatización del control migratorio, consumada con la entrega de millones de euros para que Turquía ejerza de muro previo, se ha vuelto en nuestra contra. Somos rehenes de una mafia que nos pide más dinero y nos chantajea con enviarnos las masas hambrientas en plena crisis de contención y autocontrol de movimientos. De la misma manera, mientras se lucha de manera esforzada y coherente desde los servicios públicos de salud por frenar el contagio, la privatización de hospitales, laboratorios e higiene sanitaria evidencia el error de bulto en nuestros cálculos sobre lo que significa el concepto de salud pública. Por ahora, en vez de comprender la verdad de nuestros errores, empujamos la basura bajo la alfombra. 

DAVID TRUEBA. EL PAÍS. 10/03/2020 

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