domingo, 10 de abril de 2016

Personificación


La personificación es un recurso literario que consiste en atribuir cualidades humanas a seres inanimados.
Por ejemplo, en el poema "Elegía" de Miguel Hernández, que ya hemos comentado por aquí, encontramos unos versos que utilizan este recurso con gran acierto
Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.

No perdono a la muerte enamorada,

no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.

En mis manos levanto una tormenta

de piedras, rayos y hachas estridentes
sedienta de catástrofe y hambrienta.
Este recurso se puede realizar de muchas formas. Son personificaciones claras expresiones populares como "la vida me sonríe", "el tiempo vuela", "la suerte es caprichosa/ viene y se va", "fumar mata"... O, de forma más literaria, esta descripción que hace Clarín de Vetusta, el espacio donde sucede la obra La Regenta:
Vetusta, la muy noble y leal ciudad, corte en lejano siglo, hacía digestión del cocido y de la olla podrida, y descansaba oyendo entre sueños el monótono y familiar zumbido de la campana del coro, que retumbaba en lo alto de la esbelta torre en la Santa basílica.
Leopoldo Alas, «Clarín». La Regenta.
También son ejemplos claros de personificación estas dos canciones sobre la felicidad (pego a continuación el enlace para poder escucharlas y algunos versos donde se observa bien el recurso)

"Felicidad" (canción de Ariel Rot, interpretada junto a Fito Páez).

"Felicidad odia las despedidas:
un día te despiertas y ella ya no está.

Felicidad no cura las heridas,
ella es la heroína de mi soledad.
Felicidad no te vayas todavía
tengo la manía de dejarte escapar"


Mata más gente el tabaco
que los aviones,
y he perdido el miedo a volar,
y enciendo la faria de las grandes ocasiones...
en las nubes tengo un “Bemeuve”,
una “Pleiesteision”
tu foto y un par de postales,
sigue escribiendo donde quiera que tú estés.

Felicidad,
qué bonito nombre tienes,
Felicidad,
vete tú a saber dónde te metes.
Felicidad
cuando sales sola a bailar,
te tomas dos copas de más
y se te olvida que me quieres.

Nada mas verte
le dije a mi sentido común
que no me esperara levantado
y al volver a casa una nota en el “livinrum”
un adiós en los morros
y desde entonces duermo solo
finito, acabado, caramba
y pagando los recibos de la luz.

Felicidad,
qué bonito nombre tienes,
Felicidad,
vete tú a saber dónde te metes.
Felicidad
cuando sales sola a bailar,
te tomas dos copas de más
y se te olvida que me quieres.

Cuando menos lo esperaba
de pronto un día
a mi puerta llamó la alegría
y resulta que tenía tu carita
y resulta que estabas tan rica
y devoré tu piel, tu carne y tus espinas,
y rebañé,
to el suco, suco, suco, y rebañé.

Desde entonces en verano
nunca pido ensaladilla
ni antes de dos horas de digestión
me tiro al mar
y he dejado de abusar
del tabaco, del café,
del tinto y del prozac,
pura Felicidad.

Una noche cualquiera a mi puerta llamó la Fortuna,
y una noche cualquiera es normal que yo estuviera allí.
Me dejó en la ventana un mensaje escrito con lluvia:
"Esta noche he venido y no estabas, lo siento por ti."
No podía creer que la niña gastara estas bromas,
por más que me dijeran amigos que sí, hombre, que sí.
Yo que siempre fui un desafinado me rasgué las ropas.
Seguiré mi camino con calma seré un tipo gris.

Pero la vida me puso en las manos esta guitarra y un poco de voz,
y hoy me encuentro feliz en mi banda y en una canción:
Mi vida en una canción, mi vida en una canción.

Estampé el cigarrillo en charco que había en el suelo
y se fue como un barco velero buscando alta mar.
Calle abajo corrieron de un golpe todos mis sueños.
La Fortuna le da a cada hombre una oportunidad.

Pero la vida me puso en las manos esta guitarra y un poco de voz,
y hoy me encuentro feliz en mi banda y en una canción:
Mi vida en una canción, mi vida en una canción.

No hay comentarios:

Publicar un comentario