La casada infiel
Y que yo me la llevé
al río
creyendo que era
mozuela,
pero tenía marido.
Fue la noche de
Santiago
y casi por
compromiso.
Se apagaron los
faroles
y se encendieron los
grillos.
En las últimas
esquinas
toqué sus pechos
dormidos,
y se me abrieron de
pronto
como ramos de
jacintos.
El almidón de su
enagua
me sonaba en el oído,
como una pieza de
seda
rasgada por diez
cuchillos.
Sin luz de plata en
sus copas
los árboles han
crecido,
y un horizonte de
perros
ladra muy lejos del
río.
*
Pasadas las
zarzamoras,
los juncos y los
espinos,
bajo su mata de pelo
hice un hoyo sobre el
limo.
Yo me quité la
corbata.
Ella se quitó el
vestido.
Yo el cinturón con
revólver.
Ella sus cuatro
corpiños.
Ni nardos ni
caracolas
tienen el cutis tan
fino,
ni los cristales con
luna
relumbran con ese
brillo.
Sus muslos se me
escapaban
como peces
sorprendidos,
la mitad llenos de
lumbre,
la mitad llenos de
frío.
Aquella noche corrí
el mejor de los
caminos,
montado en potra de
nácar
sin bridas y sin
estribos.
No quiero decir, por
hombre,
las cosas que ella me
dijo.
La luz del
entendimiento
me hace ser muy
comedido.
Sucia de besos y
arena
yo me la llevé del
río.
Con el aire se batían
las espadas de los
lirios.
Me porté como quien
soy.
Como un gitano
legítimo.
Le regalé un
costurero
grande de raso
pajizo,
y no quise enamorarme
porque teniendo
marido
me dijo que era
mozuela
cuando la llevaba al
río.
(FEDERICO GARCÍA LORCA)
.... Muchos años más tarde, Jon Juaristi hizo una versión de este poema en su libro Diario de un poeta recién cansado (que, a su vez, es un homenaje al Diario de un poeta reciéncasado de Juan Ramón Jiménez)
La casada infiel
Un día de Aberri
Eguna
me puso en un
compromiso.
Después vivimos una
historia
de amor, maría y luna
llena
frente a la playa de
Zarauz
que habría matado de
envidia
a cualquier
arábigo-andaluz.
Yo me la llevé a la
playa
la noche de Aberri
Eguna,
pero tenía marido
y era de Herri
Batasuna.
Me porté como quien
soy,
como un euscaldún
legítimo,
y para olvidarla
pronto
le regalé un
prendedor
con un verso, una
icurriña, una pluma y una flor,
y un libro de Patri
Urkizu
forrado en raso
pajizo.
"Diario de un
poeta recién cansado" 1985
No hay comentarios:
Publicar un comentario