Soy profe de Lengua y Literatura y en este blog iré colgando actividades y textos que trabajemos en clase (o no).
"Hola, ¿qué tal? Soy el chico de las poesías".
Quizá porque mi niñez sigue jugando en tu playa... Y, escondido tras las cañas, duerme mi primer amor, llevo tu luz y tu olor por donde quiera que vaya. Y amontonado en tu arena guardo amor, juegos y penas. Yo, que en la piel tengo el sabor amargo del llanto eterno, que han vertido en ti cien pueblos de Algeciras a Estambul, para que pintes de azul sus largas noches de invierno. A fuerza de desventuras, tu alma es profunda y oscura. A tus atardeceres rojos se acostumbraron mis ojos como el recodo al camino... Soy cantor, soy embustero, me gusta el juego y el vino, Tengo alma de marinero... ¿Qué le voy a hacer, si yo nací en el Mediterráneo? Y te acercas, y te vas después de besar mi aldea. Jugando con la marea te vas, pensando en volver. Eres como una mujer perfumadita de brea, que se añora y que se quiere, que se conoce y se teme. Ay...si un día para mi mal viene a buscarme la Parca, empujad al mar mi barca, con un levante otoñal, y dejad que el temporal desguace sus alas blancas. Y a mí enterradme sin duelo entre la playa y el cielo... En la ladera de un monte, más alto que el horizonte, quiero tener buena vista. Mi cuerpo será camino, le daré verde a los pinos y amarillo a la genista... Cerca del mar. Porque yo nací en el Mediterráneo...
1-Haz el esquema métrico.
2-¿Cuál es el tema de este poema? ¿Remite a algún tipo de poema estudiado en clase?
3-¿Desarrolla algún tópico literario? ¿Cuál?
4-Identifica los recursos literarios utilizados y señala cuál es el más habitual. ¿A qué crees que se debe?
5-¿Qué momento anticipa en las tres últimas estrofas? Busca cómo se llama este tópico literario todavía no explicado (como siempre, es muy probable que esté en latín...)
6-Si quieres, redacta el comentario completo y entrégalo.
*Si prefieres, escribe tu particular oda al mar Mediterráneo o un poema similar de homenaje a un sitio o una tierra.
En conmemoración del Día del Libro en particular y de la Literatura en general, el Departamento de Lengua Castellana y Literatura y, más concretamente, su profesor Víctor Peña desde su modesto blog de clase os invitamos a GRABAR VIDEORESEÑAS DE VUESTROS LIBROS PREFERIDOS. Deberéis descargar la APP Flipgrid e introducir este código flipgrid.com/9b1c67. (Pinchando en estos enlaces, también vale)
(Que conste que, por ahora, no me llevo un duro de esto pero me ha parecido una aplicación útil y fácil ;) )
No era el hombre más honesto ni el más piadoso, pero era un hombre valiente. Se llamaba Diego Alatriste y Tenorio, y había luchado como soldado de los tercios viejos en las guerras de Flandes. Cuando lo conocí malvivía en Madrid, alquilándose por cuatro maravedíes en trabajos de poco lustre, a menudo en calidad de espadachín por cuenta de otros que no tenían la destreza o los arrestos para solventar sus propias querellas. Ya saben: un marido cornudo por aquí, un pleito o una herencia dudosa por allá, deudas de juego pagadas a medias y algunos etcéteras más. Ahora es fácil criticar eso; pero en aquellos tiempos la capital de las Españas era un lugar donde la vida había que buscársela a salto de mata, en una esquina, entre el brillo de dos aceros. En todo esto Diego Alatriste se desempeñaba con holgura. Tenía mucha destreza a la hora de tirar de espada, y manejaba mejor, con el disimulo de la zurda, esa daga estrecha y larga llamada por algunos vizcaína, con que los reñidores profesionales se ayudaban a menudo. Una de cal y otra de vizcaína, solía decirse. El adversario estaba ocupado largando y parando estocadas con fina esgrima, y de pronto le venía por abajo, a las tripas, una cuchillada corta como un relámpago que no daba tiempo ni a pedir confesión. Sí. Ya he dicho a vuestras mercedes que eran años duros.
El capitán Alatriste, por lo tanto, vivía de su espada. Hasta donde yo alcanzo, lo de capitán era más un apodo que un grado efectivo. El mote venía de antiguo: cuando, desempeñándose de soldado en las guerras del Rey, tuvo que cruzar una noche con otros veintinueve compañeros y un capitán de verdad cierto río helado, imagínense, viva España y todo eso, con la espada entre los dientes y en camisa para confundirse con la nieve, a fin de sorprender a un destacamento holandés. Que era el enemigo de entonces porque pretendían proclamarse independientes, y si te he visto no me acuerdo. El caso es que al final lo fueron, pero entre tanto los fastidiamos bien. Volviendo al capitán, la idea era sostenerse allí, en la orilla de un río, o un dique, o lo que diablos fuera, hasta que al alba las tropas del Rey nuestro señor lanzasen un ataque para reunirse con ellos. Total, que los herejes fueron debidamente acuchillados sin darles tiempo a decir esta boca es mía. Estaban durmiendo como marmotas, y en ésas salieron del agua los nuestros con ganas de calentarse y se quitaron el frío enviando herejes al infierno, o a donde vayan los malditos luteranos. Lo malo es que luego vino el alba, y se adentró la mañana, y el otro ataque español no se produjo. Cosas, contaron después, de celos entre maestres de campo y generales. Lo cierto es que los treinta y uno se quedaron allí abandonados a su suerte, entre reniegos, por vidas de y votos a tal, rodeados de holandeses dispuestos a vengar el degüello de sus camaradas. Más perdidos que la Armada Invencible del buen Rey Don Felipe el Segundo. Fue un día largo y muy duro. Y para que se hagan idea vuestras mercedes, sólo dos españoles consiguieron regresar a la otra orilla cuando llegó la noche. Diego Alatriste era uno de ellos, y como durante toda la jornada había mandado la tropa -al capitán de verdad lo dejaron listo de papeles en la primera escaramuza, con dos palmos de acero saliéndole por la espalda, se le quedó el mote, aunque no llegara a disfrutar ese empleo. Capitán por un día, de una tropa sentenciada a muerte que se fue al carajo vendiendo cara su piel, uno tras otro, con el río a la espalda y blasfemando en buen castellano. Cosas de la guerra y la vorágine. Cosas de España.
En fin. Mi padre fue el otro soldado español que regresó aquella noche. Se llamaba Lope Balboa, era guipuzcoano y también era un hombre valiente. Dicen que Diego Alatriste y él fueron muy buenos amigos, casi como hermanos; y debe de ser cierto porque después, cuando a mi padre lo mataron de un tiro de arcabuz en un baluarte de Jülich -por eso Diego Velázquez no llegó a sacarlo más tarde en el cuadro de la toma de Breda como a su amigo y tocayo Alatriste, que sí está allí, tras el caballo, le juró ocuparse de mí cuando fuera mozo. Ésa es la razón de que, a punto de cumplir los trece años, mi madre metiera una camisa, unos calzones, un rosario y un mendrugo de pan en un hatillo, y me mandara a vivir con el capitán, aprovechando el viaje de un primo suyo que venía a Madrid. Así fue como entré a servir, entre criado y paje, al amigo de mi padre.
Una confidencia: dudo mucho que, de haberlo conocido bien, la autora de mis días me hubiera enviado tan alegremente a su servicio. Pero supongo que el título de capitán, aunque fuera apócrifo, le daba un barniz honorable al personaje. Además, mi pobre madre no andaba bien de salud y tenía otras dos hijas que alimentar. De ese modo se quitaba una boca de encima y me daba la oportunidad de buscar fortuna en la Corte. Así que me facturó con su primo sin preocuparse de indagar más detalles, acompañado de una extensa carta, escrita por el cura de nuestro pueblo, en la que recordaba a Diego Alatriste sus compromisos y su amistad con el difunto. Recuerdo que cuando entré a su servicio había transcurrido poco tiempo desde su regreso de Flandes, porque una herida fea que tenía en un costado, recibida en Fleurus, aún estaba fresca y le causaba fuertes dolores; y yo, recién llegado, tímido y asustadizo como un ratón, lo escuchaba por las noches, desde mi jergón, pasear arriba y abajo por su cuarto, incapaz de conciliar el sueño. Y a veces le oía canturrear en voz baja coplillas entrecortadas por los accesos de dolor, versos de Lope, una maldición o un comentario para sí mismo en voz alta, entre resignado y casi divertido por la situación. Eso era muy propio del capitán: encarar cada uno de sus males y desgracias como una especie de broma inevitable a la que un viejo conocido de perversas intenciones se divirtiera en someterlo de vez en cuando.
Ha pasado muchísimo tiempo y me embrollo un poco con las fechas. Pero la historia que voy a contarles debió de ocurrir hacia el año mil seiscientos y veintitantos, poco más o menos. Es la aventura de los enmascarados y los dos ingleses, que dio no poco que hablar en la Corte, y en la que el capitán no sólo estuvo a punto de dejar la piel remendada que había conseguido salvar de Flandes, del turco y de los corsarios berberiscos, sino que le costó hacerse un par de enemigos que ya lo acosarían durante el resto de su vida. Me refiero al secretario del Rey nuestro señor, Luis de Alquézar, y a su siniestro sicario italiano, aquel espadachín callado y peligroso que se llamó Gualterio Malatesta, tan acostumbrado a matar por la espalda que cuando por azar lo hacía de frente se sumía en profundas depresiones, imaginando que perdía facultades. También fue el año en que yo me enamoré como un becerro y para siempre de Angélica de Alquézar, perversa y malvada como sólo puede serlo el Mal encarnado en una niña rubia de once o doce años. Pero cada cosa la contaremos a su tiempo.
Me llamo Íñigo. Y mi nombre fue lo primero que pronunció el capitán Alatriste la mañana en que lo soltaron de la vieja cárcel de Corte, donde había pasado tres semanas a expensas del Rey por impago de deudas.
-No queda sino batirnos -dijo Don Francisco de Quevedo.
La mesa estaba llena de botellas vacías, y cada vez que a Don Francisco se le iba la mano con el vino de San Martín de Valdeiglesias -lo que ocurría con frecuencia, se empeñaba en tirar de espada y batirse con Cristo.
Era un poeta cojitranco y valentón, putañero, corto de vista, caballero de Santiago, tan rápido de ingenio y lengua como de espada, famoso en la Corte por sus buenos versos y su mala leche. Eso le costaba, por temporadas, andar de destierro en destierro y de prisión en prisión; porque si bien es cierto que el buen Rey Felipe Cuarto, nuestro señor, y su valido el conde de Olivares apreciaban como todo Madrid sus certeros versos, lo que ya no les gustaba tanto era protagonizarlos. Así que de vez en cuando, tras la aparición de algún soneto o quintilla anónimos donde todo el mundo reconocía la mano del poeta, los alguaciles y corchetes del corregidor se dejaban caer por la taberna, o por su domicilio, o por los mentideros que frecuentaba, para invitarlo respetuosamente a acompañarlos, dejándolo fuera de la circulación por unos días o unos meses. Como era testarudo, orgulloso, y no escarmentaba nunca, estas peripecias eran frecuentes y le agriaban el carácter. Resultaba, sin embargo, excelente compañero de mesa y buen amigo para sus amigos, entre los que se contaba el capitán Alatriste. Ambos frecuentaban la taberna del Turco, donde montaban tertulia en torno a una de las mejores mesas, que Caridad la Lebrijana -que había sido puta y todavía lo era con el capitán de vez en cuando, aunque de balde- solía reservarles. Con Don Francisco y el capitán, aquella mañana completaban la concurrencia algunos habituales: el Licenciado Calzas, Juan Vicuña, el Dómine Pérez y el Tuerto Fadrique, boticario de Puerta Cerrada.
-No queda sino batirnos -insistió el poeta.
Estaba, como dije, visiblemente iluminado por medio azumbre de Valdeiglesias. Se había puesto en pie, derribando un taburete, y con la mano en el pomo de la espada lanzaba rayos con la mirada a los ocupantes de una mesa vecina, un par de forasteros cuyas largas herreruzas y capas estaban colgadas en la pared, y que acababan de felicitar al poeta por unos versos que en realidad pertenecían a Luis de Góngora, su más odiado adversario en la república de las Letras, a quien acusaba de todo: de sodomita, perro y judío. Había sido un error de buena fe, o al menos eso parecía; pero Don Francisco no estaba dispuesto a pasarlo por alto: Yo te untaré mis versos con tocino
porque no me los muerdas, Gongorilla...
Empezó a improvisar allí mismo, incierto el equilibrio, sin soltar la empuñadura de la espada, mientras los forasteros intentaban disculparse, y el capitán y los otros contertulios sujetaban a Don Francisco para impedirle que desenvainara la blanca y fuese a por los dos fulanos.
-Es una afrenta, pardiez -decía el poeta, intentando desasir la diestra que le sujetaban los amigos, mientras se ajustaba con la mano libre los anteojos torcidos en la nariz-. Un palmo de acero pondrá las cosas en su, hip, sitio.
-Mucho acero es para derrocharlo tan de mañana, Don Francisco-mediaba Diego Alatriste, con buen criterio.
-Poco me parece a mí -sin quitar ojo a los otros, el poeta se enderezaba el mostacho con expresión feroz-. Así que seamos generosos: un palmo para cada uno de estos hijosdalgo, que son hijos de algo, sin duda; pero con dudas, hidalgos.
Aquello eran palabras mayores, así que los forasteros hacían ademán de requerir sus espadas y salir afuera; y el capitán y los otros amigos, impotentes para evitar la querella, les pedían comprensión para el estado alcohólico del poeta y que desembarazaran el campo, que no había gloria en batirse con un hombre ebrio, ni desdoro en retirarse con prudencia por evitar males mayores.
PREGUNTAS SOCIALES. 1-¿En qué época sucede? ¿Por qué se caracteriza esta etapa? ¿Cuáles de estas características aparecen en la obra? 2-¿Cuál era la situación política de España? ¿Qué colonias aparecen mencionadas en el texto? 3-¿Qué personaje literario aparece? ¿Qué características de su personalidad y de su poesía muestra la obra? ¿Qué adjetivos utilizarías para definirle? 4-¿Se menciona a algún otro autor? ¿Qué se dice de él? 4-¿Qué era la Inquisición? ¿Qué importancia tenía en la época según la obra?
A la España del cuarto Felipe, como a la de sus antecesores, le encantaba quemar herejes y judaizantes. El auto de fe atraía a miles de personas, desde la aristocracia al pueblo más villano; Y cuando se celebraba en Madrid era presenciado, en palcos de honor, por sus majestades los reyes. Incluso la reina doña Isabel, nuestra señora, que por joven y gabacha hizo al principio de su matrimonio ciertos ascos a ese género de cosas, terminó aficionándose como todo el mundo. Por lo único español que la hija de Enrique el Bearnés no pasó nunca fue por vivir en El Escorial -todavía bajo la ilustre sombra del Rey Prudente-, que siempre encontró demasiado frío, grande y siniestro para su gusto. Aunque de cualquier modo la francesa terminó fastidiándose a título póstumo; pues, pese a que nunca quiso hollarlo viva, allí terminó enterrada a su muerte. Que no es mal sitio, vive Dios, junto a las imponentes sepulturas del emperador Carlos y de su hijo el gran Felipe, abuelos de nuestro cuarto Austria. Merced a quienes, para bien o para mal, a despecho del turco, el francés, el holandés, el inglés y la puta que los parió, España tuvo, durante un siglo y medio, bien agarrados a Europa y al mundo por las pelotas.
Pero volvamos a la chamusquina. La fiesta, donde para mi desgracia yo mismo tenía lugar reservado, empezó a prepararse un par de días antes, con mucho ir y venir de carpinteros y sus oficiales en la plaza Mayor, construyendo un tablado alto, de cincuenta pies de largo, con anfiteatro de gradas, colgaduras, tapices y damascos, que ni en la boda de sus majestades los reyes viose tanta industria y tanta máquina. Atajaron todas las bocas de calles para que coches y caballos no embarazasen el paso; y para la familia real se previno un dosel en la acera de los Mercaderes, por ser esta más pródiga en sombra. Como el desarrollo del auto era prolijo, llevándose todo el día, previniéronse aposentos para que se refrescaran y comieran, con toldos que hicieran resguardo; y decidióse que, para comodidad de las augustas personas, ingresaran a su palco desde el palacio del conde de Barajas, por el pasadizo elevado que, sobre la cava de San Miguel, lo comunicaba con las casas que el conde tenía en la plaza. Era tal la expectación causada por esta clase de sucesos, que las boletas para conseguir ventana solían convertirse en codiciadísima materia; y hubo quien pagó buenos ducados al alcalde de Casa y Corte por hacerse con las mejor situadas, incluyendo embajadores, grandes, gentiles hombres de cámara, presidentes de los consejos, y hasta el Nuncio de Su Santidad, que no se perdía fiesta de toros, cañas o chicharrones ni por una fumata blanca. En tal jornada, que pretendía memorable, el Santo Oficio quiso matar varias perdices de un solo escopetazo. Resueltos a minar la política de acercamiento del conde de Olivares a los banqueros judíos portugueses, los más radicales inquisidores de la Suprema habían planeado un auto de fe espectacular, que metiera el miedo en el cuerpo a quienes no andaban ciertos en limpieza de sangre. Y el mensaje era nítido: por mucho dinero y favor del valido que tuvieran, los portugueses de origen hebreo nunca estarían seguros en España. La Inquisición, apelando siempre en último extremo a la conciencia religiosa del Rey nuestro señor -tan irresoluto e influenciable de joven como de viejo, de buena naturaleza y ningún carácter-, prefería un país arruinado pero con la fe intacta. Y esa, que a la larga tuvo efecto, y muy desastroso por cierto, en los planes económicos de Olivares, fue razón principal de que el proceso de la Adoración Benita, así como otras causas similares, se acelerase para eficaz y público escarmiento. De modo que resolvieron en pocas semanas lo que otras veces ocupaba meses, e incluso años de minuciosa instrucción. Con las prisas, incluso, simplificáronse trámites del complicado protocolo. Las sentencias, que se leían a los penitenciados la noche anterior tras una solemne procesión de las autoridades, llevando éstas la cruz verde destinada a la plaza y la blanca que se levantaba en el quemadero, dejáronse para hacerse públicas en el mismo auto de fe, con todo el mundo ya presente en el festejo. El día anterior habían llegado desde las cárceles de Toledo los presos destinados al acto, que eran -éramos- una veintena, alojándonos en los calabozos que el Santo Oficio tenía en la calle de los Premostenses, por mal nombre calle de la Inquisición, muy cerca de la plazuela de Santo Domingo. Llegué así la noche del sábado, sin comunicarme con nadie desde que fui sacado de mi celda y puesto en un coche, con las cortinillas cerradas y fuerte escolta, del que no salí hasta que, a la luz de teas encendidas, me hicieron descender en Madrid, entre familiares de la Inquisición armados. Bajáronme a un nuevo calabozo donde cené de forma razonable; y con eso, una manta y un jergón, aviéme la incierta noche, que fue toda de pasos y ruido de cerrojos al otro lado de la puerta, voces que iban y venían, mucho trajín y aparato. Con lo que empecé a temer muy por lo serio que la siguiente jornada íbame a deparar pesados trabajos. Me estrujaba el seso rebuscando en los lances apretados que había visto en los corrales de comedias, a la espera, como siempre ocurría en ellos, de una traza oportuna con que salir. A esas alturas tenía la certeza de que, fuera cual fuese mi culpa, no podía ser quemado a causa de mi edad. Pero las penas de azotes y el encarcelamiento, incluso de por vida, entraban en los usos del caso; y no andaba yo cierto de cuál iba a resultar mejor libranza. Sin embargo -cosas de la prodigiosa naturaleza- los buenos humores de mi mocedad, las penurias pasadas y el agotamiento del viaje hicieron pronto su natural efecto, y tras un largo rato en vela, sin cesar de interrogarme por mi triste suerte, vencióme un sueño piadoso y reparador que alivió las inquietudes de mi entendimiento. (...)
*Escribe una breve reseña del texto argumentando que sigamos leyendo la obra y/o que veamos la película.
La solicitud o instancia es un documento oficial que se presenta por escrito a un organismo o un cargo público solicitando o reclamando algo.
Muchas veces los propios organismos públicos tienen disponibles unos documentos determinados y la reclamación solo consistirá en rellenarlos de forma clara.
Sin embargo, si no disponen de ellos, no los encontramos o se niegan a facilitarnos uno, podemos elaborarlo nosotros mismos siempre y cuando respetemos la estructura que veremos a continuación.
ESTRUCTURA DE LA INSTANCIA
1) PRESENTACIÓN O ENCABEZAMIENTO.
En esta parte hemos de presentar los datos personales de la persona que firma la solicitud: nombre y apellidos, domicilio, teléfono, correo electrónico, profesión, centro de trabajo, etc.
2) EXPOSICIÓN
Es la parte más importante: si reclamamos algo es porque pensamos que tenemos razón. Bien, pues en esta parte debemos demostrar de forma objetiva que es así.
Marcaremos esta parte con la palabra "EXPONGO" o "EXPONE" (según prefiramos hacer nuestra solicitud en primera o tercera persona).
De forma clara y ordenada debemos describir los motivos de nuestra reclamación.
La instancia debe ser breve pero estar fundamentada. Es decir, argumentaremos por qué tenemos razón y, a ser posible, haciendo referencias a leyes, normas o casos parecidos que nos favorezcan.
3) PETICIÓN O SOLICITUD
Cuando hayamos terminado de exponer nuestras razones, daremos paso a la siguiente parte con un
"EN BASE A LOS CITADOS MOTIVOS, SOLICITO/SOLICITA"
4) DESPEDIDA
Al final indicaremos a quién nos dirigimos y, sobre todo, insistiremos en que estamos haciendo un documento oficial. Por eso, como cualquier reclamación suele estar sometida a unos plazos, indicaremos EL LUGAR Y LA FECHA EXACTA DESDE DONDE LA PRESENTAMOS, NUESTRO NOMBRE Y DNI Y NUESTRA FIRMA.
VEAMOS ALGUNOS EJEMPLOS
Como ya hemos visto en otras ocasiones, el CONTRASTE INESPERADO es un recurso literario o humorístico. Por ejemplo, la canción de Serrat mantiene la estructura de una instancia formal para hacer algo muy distinto.
Aunque no sea exactamente lo mismo, esta canción, compuesta por Yves Montand, también juega con el contraste entres dos tipos de lenguaje que rara vez coinciden.
De una forma menos formal y sin carácter formal, las PETICIONES en distintas plataformas (la más famosa es change.org) mantienen esta estructura. Es decir, primero se presentan. Después, argumentan por qué su causa es justa y, finalmente, hacen la petición (por ejemplo, cambiar una ley, solicitar un indulto, etc...)
Nosotros vamos a hacer nuestra propia instancia y después nuestra propia petición. VAMOS A PEDIR A LA REAL FÁBRICA DE MONEDA QUE EN 2019 LA MONEDA DE 2 EUROS LLEVE LA GEODA DE PULPÍ. A todos nosotros nos parece una gran idea pero hay que convencerles... Por eso, vamos a argumentar según la estructura aprendida, dando las siguientes razones:
-CADA PAÍS PUEDE EMITIR DOS MONEDAS CONMEMORATIVAS AL AÑO (Y, DE FORMA EXCEPCIONAL, TRES). -EN 2019 SE CUMPLE EL 20 ANIVERSARIO DEL DESCUBRIMIENTO DE LA GEODA DE PULPÍ, LA MAYOR DE EUROPA Y SEGUNDA MAYOR DOCUMENTADA EN EL MUNDO EN TODA LA HISTORIA. -ES NUESTRO DEBER CONOCERLA Y DARLA A CONOCER A NUESTRO ENTORNO Y A LAS GENERACIONES VENIDERAS.
POR LA PRESENTE, los alumnos y profesores del IES Mar Serena, en representación del pueblo de Pulpí y alrededores EXPONEN -Que cada país puede emitir dos monedas conmemorativas de 2€ y, con carácter excepcional, tres. -Que la llamadaa Geoda de Pulpí o Geoda de Jaravía es la geoda más grande documentada en Europa y la segunda de todo el mundo. -Que en 2019 se cumple el 20 aniversario de su descubrimiento por el Grupo Mineralogista de Madrid, lo que supone un acontecimiento para toda la región, el país y la geología en general. -Que como docentes y estudiantes tenemos la obligación de conocer, valorar y dar a conocer nuestro entorno natural y cultural. EN BASE A LOS MOTIVOS EXPUESTOS SOLICITAN Que, como ha hecho en situaciones similares, la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre tenga a bien acuñar una moneda conmemorativa de 2€ en celebración del 20 aniversario de la Geoda de Pulpí o Geoda de Jaravía, auténtica “Capilla Sixtina de la Geología” A LA ATENCIÓN DE LA FÁBRICA NACIONAL DE MONEDA Y TIMBRE.
En Pulpí a 20 de abril de 2018.
FIRMADO POR TODAS LAS PERSONAS INTERESADAS EN LA EDICIÓN DE UNA MONEDA DE 2€ CON LA GEODA DE PULPÍ
ESTEBAN: ¡Hija mía! LAURENCIA: No me nombres tu hija. ESTEBAN: ¿Por qué, mis ojos? ¿Por qué? LAURENCIA: Por muchas razones, y sean las principales: porque dejas que me roben tiranos sin que me vengues, traidores sin que me cobres. Aún no era yo de Frondoso, para que digas que tome, como marido, venganza; que aquí por tu cuenta corre; que en tanto que de las bodas no haya llegado la noche, del padre, y no del marido, la obligación presupone; que en tanto que no me entregan una joya, aunque la compren, no ha de correr por mi cuenta las guardas ni los ladrones. Llevóme de vuestros ojos a su casa Fernán Gómez; la oveja al lobo dejáis como cobardes pastores. ¿Qué dagas no vi en mi pecho? ¿Qué desatinos enormes, qué palabras, qué amenazas, y qué delitos atroces, por rendir mi castidad a sus apetitos torpes? Mis cabellos ¿no lo dicen? ¿No se ven aquí los golpes de la sangre y las señales? ¿Vosotros sois hombres nobles? ¿Vosotros padres y deudos? ¿Vosotros, que no se os rompen las entrañas de dolor, de verme en tantos dolores? Ovejas sois, bien lo dice de Fuenteovejuna el hombre. Dadme unas armas a mí pues sois piedras, pues sois tigres... --Tigres no, porque feroces siguen quien roba sus hijos, matando los cazadores antes que entren por el mar y pos sus ondas se arrojen. Liebres cobardes nacistes; bárbaros sois, no españoles. Gallinas, ¡vuestras mujeres sufrís que otros hombres gocen! Poneos ruecas en la cinta. ¿Para qué os ceñís estoques? ¡Vive Dios, que he de trazar que solas mujeres cobren la honra de estos tiranos, la sangre de estos traidores, y que os han de tirar piedras hilanderas, maricones, amujerados, cobardes, y que mañana os adornen nuestras tocas y basquiñas, solimanes y colores! A Frondoso quiere ya, sin sentencia, sin pregones, colgar el comendador del almena de una torre; de todos hará lo mismo; y yo me huelgo, mediohombres, por que quede sin mujeres esta villa honrada, y torne aquel siglo de amazonas, eterno espanto del orbe.
El libro de lectura es LA ROSA DE LOS VIENTOS.
La idea es que comentéis AL MENOS 10 poemas siguiendo el esquema que hemos practicado.
Para que podáis trabajar todos a la vez, haremos algunos poemas todos juntos en clase y os dejo por aquí los más fáciles que aparecen el libro (muchos de ellos también trabajados ya en clase).
Página 194, 196, 219, 220, 243, 245
1-Haz el esquema métrico.
2-Tipo de rima y poesía de la que es característica
3-¿Cómo se llama este tipo de poema? Explica lo que sepas de él y sus rasgos principales (soneto, romance, décima...)
4-¿Pertenece a algún subgénero (sátira, elegía, oda...)
¿Te parece un poema lírico o narrativo? ¿Por qué?
5-Señala cuál es el tema del poema
¿Desarrolla algún tópico literario (carpe diem, tempus fugit, beatus ille, locus amoenus, ubi sunt...)
6-Identifica los recursos literarios que veas.
7-OPINIÓN PERSONAL ARGUMENTADA
8-Redacta el comentario completo
COMENTARIO: Una vez que lo hayas entendido y hayas hecho varios, puedes hacer directamente el comentario completo incluyendo todas esas respusetas y la opinión.
El haiku es un poema de origen japonés formado por 3 versos de 5, 7 y 5 sílabas. Según Elena Medel en su fantático ensayo-manual literario Todo lo que hay que saber sobre poesía:
"Cinco, siete y cinco: se trata de la combinación a la que obedece algo más que una estrofa, algo más que un poema. El haiku sintetiza no ya la poesía japonesa, sino una actitud que trasciende la creación y se instala en la vida. Tiene que ver no ya con una forma de concebir el arte, que busca la esencia desde la contemplación, sino con un modo de vida en el que prima lo espiritual. (...)
Tres versos —uno de cinco moras, otro de siete, otro de cinco— sin rima, hachô —haiku de metro roto— cuando varía su extensión, este poema se fija en un claro esquema temático.
Su escritura nace tras el aware: la intensísima emoción que la observación de la naturaleza despierta en el haijin, y que se mueve entre los extremos de la melancolía o el entusiasmo.
Los haikus quedan marcados por la despersonalización de quien los escribe, puesto que se despoja de cualquier opinión y actitud para asumir su papel como transmisor entre lo contemplado y el lector: no se trata de que el paisaje actúe como reflejo del sentimiento o de la condición humana, sino que tiene «vida poética» por sí mismo.
Diríamos que el primer verso describe una situación, el segundo una acción —leve, casi imperceptible— y el tercero una sensación, derivada de la combinación de los dos primeros. El haiku, en cierto modo, atrapa el mundo en un instante.
En origen, consiste en hacer una reflexión sobre la naturaleza que conduza a la paradoja de "un instante eterno":
es decir, cómo, partiendo de la observación de un hecho cotidiano se consigue un poema breve, sencillo y que, supuestamente, sirva para que los lectores de sitios y épocas muy diferentes sientan algo parecido a lo que pensó el autor...
Pero quizás se entenderá mejor con ejemplos:
Como puedes ver, escritores de habla hispana, como el argentino Jorge Luis Borges, también han practicado los haikus.
De hecho, recientemente se ha convertido en un poema muy habitual en libros de poesía moderna, como esta joya de Susana Benet.
A CADA VUELTA...
A cada vuelta
del tiovivo, mi padre
diciendo adiós.
(Susana Benet)
A continuación, una serie de haikus del autor de Andrés Neuman, de origen argentino y radicado en Granada. En este enlace. Media gaviota dormida sobre el agua. La luz la empuja.
Muy bien. Una vez explicado (y espero que entendido) el concepto de haiku, es TU TURNO.
Comienza a escribir y demuestra que eres un auténtico poeta japonés... o, al menos, una persona ingeniosa.
HAZ BASTANTES (cuanto más hagas, mejor y más fácil te saldrán). Luego elige los mejores para entregar y pégalos en la entrada de este blog, mandámelos por mail o entrégalos a limpio.
De nuevo para que no te quejes con el argumento (lógico) de que tu profe te manda cosas que ni él sabría hacer, te adjunto algunos escritos por mí (aunque muchos de ellos tienen rima asonante). Tú también puedes hacer alguna variante pero recuerda:
3 VERSOS
5-
7-
5-
La vida es sueño, casi todos los lunes, sobre el infierno.
En el silencio,
la misma historia.
Pero con eco.
Otoño amargo:
entre tus hojas secas
muere el verano.
En el lavabo,
le recorto el flequillo
a mi pasado.
El humorista:
estos son mis principios
y mi tarifa.
La última ola
ya ha pasado dos veces
esta semana.
Si no te fijas,
un rayo de esperanza
es calderilla.
Aquí están los mejores haikus de mis alumnos del IES Chaves Nogales recopilados en el blog de Creatividad Literaria CON OJOS PROPIOS Isidoro Caraballo (2ºA) Cualquier examen es igual que la guerra:
bastante cruel. Fernando Oliva (2ºG) Te vi ayer pero tiré de la cisterna
y te perdí. Alba Naranjo (2ºG) Aprovéchate hoy, el tiempo es oro,
la vida son tres días. ALBA CARRASCO (2ºG) El lunes es el infierno compartido de este paraíso. Aquí aburrida espero decidida la hora de la salida. Lo bonito es que me engañes con tanta
facilidad.
Álvaro Salgado Vega (2ºA)
Muerte soñada, "Vivaz silencio, Azul príncipe, guerra de luz y luna, torturado veloz, princesa prometida, vida temida." pájaro roto." pluma gastada. Fuego mojado, Letras de tinta, belleza abandonada, pensamientos de niño, agua quemada. libros con vida.
Manuel Boza Ortiz (2ºA)
Suspender todo;
aprobarlo todo;
Solo son números.
Un antiguo y querido alumno mío en el IES Chaves Nogales de Sevilla hizo un artículo resumiendo lo que había aprendido sobre los haikus y eligió los preferidos de entre sus compañeros. Puedes leerlo en este enlace.
También realizamos esta actividad en el IES Gerena, gracias a los alumnos de Cultura Emprendedora, a quienes aprovecho para mandar un saludo.
Isabel Núñez
Ya no existen
fracasos, solo
nuevas oportunidades
Francisco Nieto Delgado
Con alegría
se emprenden mejor
las esperanzas
MªÁngeles Merino Montes
Emprendedora,
vuela alto consiguiendo
tus objetivos.
PARA ESTIMULAR TU CREATIVIDAD TE VAMOS A FACILITAR ALGUNOS VERSOS. PUEDES UTILIZARLOS, MODIFICARLOS, CAMBIARLOS, CONTRADECIRLOS... O, SENCILLAMENTE, IGNORARLOS.
EN DEFINITIVA, SE TRATA DE QUE, SI QUIERES, LOS HAGAS TUYOS Y, SI NO, LO IMPORTANTE, CON ELLOS O SIN ELLOS QUE HAGAS TUS PROPIOS HAIKUS:
1-PRIMER O TERCER VERSO (5 SÍLABAS) En Almería Del Almanzora La mar serena El mar en calma La juventud Sol, sal y arena Playa perdida Con mis amigos Quijote y Sancho La madrugada Amaneceres Atardeceres El sol es cómplice Llega el buen tiempo Nuestra literatura Pasa la vida
2-SEGUNDO VERSO (7 SÍLABAS) Cuevas del Almanzora En el Día del Libro Leyéndome el Quijote "El manco de Lepanto" El brazo de Cervantes Shakespeare enamorado El verano termina Recuerdos de verano En nuestro instituto