LA COMTESSA DE DIA
DE ALEGRÍA Y JUVENTUD ME SACIO
De alegría y juventud me sacio
y alegría y juventud me sacian
porque mi amigo es el más alegre,
por lo que yo soy graciosa y alegre;
y ya que con él soy sincera,
bien pretendo que conmigo sea sincero,
que nunca de amarlo me abstengo,
ni tengo corazón para hacerlo.
Mucho me place, desde que sé que es el más valiente
aquel que más deseo que me posea,
y ruego a Dios que le dé felicidad
a aquel que primero lo trajo hacia mí;
y no crea a ninguno de los que le censuran,
salvo a quien le advierte
que se recibe a medida
de lo que se ha hecho.
Una dama que mire el buen valor,
bien debe poner su intención
en un caballero valiente y cortés
desde que conoce su valor;
y que ose amarle abiertamente:
porque de una dama que ama sin esconderse
los valerosos y los valientes
no dirán más que bien.
Yo he escogido un hombre valioso y cortés,
cuyo valor mejora y aumenta,
generoso, recto y prudente,
que tiene juicio y sensatez.
Le ruego que me crea,
y que nadie pueda hacerle creer
que yo he cometido jamás falta hacia él;
y no encuentro en él ningún defecto.
Amigo, vuestro valor
los valientes y los valerosos conocen,
por eso yo os suplico darme,
si os agrada, vuestra protección.
A CANTAR VOY DE LO QUE NO QUISIERA
Ahora deberé cantar de lo que no querría,
tanto me lamento del que soy amiga,
pues le amo más que a cualquier cosa en el mundo;
pero no valen ante él ni piedad ni cortesía
ni mi belleza ni mi valor ni mi juicio,
porque soy engañada y traicionada
como sucedería si fuera poco agraciada.
Me conformo pensando que jamás y de ningún modo
cometiera equívoco hacia vos, amigo,
sino que os amo más de lo que Seguis amó a Valensa,
y me agrada venceros en amor,
amigo mío, porque sois el mejor;
sois orgulloso conmigo en las palabras y en los modos,
mientras que os mostráis amable con todos.
Me sorprende cómo hacia mí vuestro corazón se muestra duro,
amigo, por lo que tengo razón para dolerme;
no es justo en absoluto que otro amor os aparte de mí,
sea lo que sea lo que os diga o conceda;
¡y recordad cuál fue el inicio de nuestro amor!
El señor Dios no quiera
que sea mía la culpa de la separación.
La noble virtud que habita en vuestro corazón
y el alto valor que poseéis me intimidan,
pues no conozco dama, cercana o lejana,
que, dispuesta a amar, no sea atraída por vos.
Pero vos, amigo, tenéis tanto juicio
que bien debeis reconocer la más perfecta;
y acordaros de nuestro pacto.
Deben ayudarme mérito y nobleza
y la belleza y aún más la sinceridad de ánimo,
por ello os mando allá donde moráis
esta canción, que sea mi mensajera;
y quiero saber, mi gentil y bello amigo,
por qué sois tan altanero y cruel conmigo:
no sé si por orgullo o mal talante.
Mas quiero que le digas, mensajero
que a muchos ha dañado el exceso de orgullo.
ANGUSTIA GRAVE HE PASADO
Angustia grave he pasado
porque tuve un caballero,
y quiero que, para siempre, se sepa
cómo lo amé sin medida.
Ahora me veo traicionada
ya que mi amor no le di
y así viví en gran dolor
En el lecho y también vestida.
A mi caballero bien quisiera
tener desnudo en mis brazos una noche
y que él sintiera plenitud
aunque yo solo fuera su almohada;
pues más entregada me tiene
Que Floris a Blancaflor:
le doy mi amor, mi corazón,
mi juicio, mis ojos y mi vida.
Hermoso amigo, amable y bueno,
¿cuándo os tendré en mi poder
para yacer con vos una noche
y daros una noche de amor?
Sabed que mi deseo es grande
de teneros en lugar de mi marido,
siempre que me concedierais
hacer cuanto yo quisiera.
EL GOZO CORTÉS ME DA FELICIDAD
La alegría cortés me da felicidad,
por ella canto más gozosamente
y no me produce pesar
ni me causa ninguna preocupación
saber que quieren mi mal
los falsos y viles envidiosos,
y sus palabras malévolas no me atemorizan:
al contrario, soy dos veces más dichosa.
No tienen de mí atención alguna
los envidiosos maledicentes,
porque ninguno que esté de acuerdo con ellos
puede ser honrado;
ellos se parecen
a la nube que se expande,
por la que el sol pierde sus rayos;
yo no amo a la gente villana.
Y vosotros, celosos maledicentes,
no creáis que yo estoy dudosa,
o que alegría y juventud me desagradan,
por el hecho de que el mal os debilite.
MARÍA DE VENTADORM
Gui de Ussel, me lamento de voz
porque habéis dejado de cantar,
y dado que quisiera haceros volver a la poesía,
-ya que sabéis de tales razones-
quiero que me digáis si la mujer debe actuar hacia el amante,
cuando le ama sinceramente, del mismo modo
que el amante actúa hacia ella en todo lo que concierne al amor,
según la ley que vincula a los amantes.
Señora María, yo quería abandonar las tensones y cualquier otro canto;
pero ahora no puedo dejar
sin respuesta vuestra demanda;
y contesto brevemente, acerca de la dama;
ella debe proceder hacia el amante
del mismo modo en que él actúa hacia ella, sin tener en cuenta el rango,
porque, entre dos amantes, no debe haber uno superior.
Gui, el amante debe demandar por piedad
todo aquello de lo que está deseoso,
y la dama lo debe ofrecer,
mas debe esperar la ocasión.
El amante debe presentar sus súplicas
y las peticiones de igual modo a una dama que a una amiga,
mientras que la dama debe honrar al propio amante
como a un amigo, mas no como a un señor.
Señora, aquí entre nosotros todos piensan
que, así como la dama quiere amar,
en modo igual debe honrar al amante,
ya que los dos están igualmente enamorados.
Y si sucede que ella le ama más,
que lo demuestre en los hechos y en las palabras;
y si tiene sentimientos falsos y engañosos,
que con modos amables disimule su locura.
Gui de Ussel, al principio los amantes no son en absoluto de este parecer
por el contrario cada uno, cuando quiere suplicar a la dama,
con las manos juntas y de rodillas dice:
"Señora, permitidme que os sirva sinceramente
como vasallo" y ella así le acepta;
yo le juzgo en buen derecho traidor,
si se entrega como igual
quien se ofreció como servidor.
Señora, es una opinión vergonzosa,
para ser defendida por una dama,
no considerar como igual a aquel
con quien ha hecho un corazón de dos;
o bien sostenéis, y esto no os honra,
que el amante la debe amar más,
o bien acordáis que son iguales; porque el amante
no le debe nada a la dama, si no es por amor.
Azalais d’Altier, "Tanz salutz e tantas amors" (BEdT 042a,001)
Autor/es Isabel de Riquer
El salut d’amor, o sólo salut, es una carta de amor en verso que el trovador dirige a la dama amada. Entre la veintena de salutz escritos por trovadores, el de Azalais d'Altier es el único testimonio de este género poético de una trobairitz y va dirigido a otra mujer.
Tanz salutz e tantas amors,
.....
vos tramet Azalais d’Altier,
a vos, donna, cui ilh volria
mais vezer qe ren q’el mon sia. vv. 1-8.
[Muchos saludos y mucho amor
...
os envía la señora Azalais de Altier,
a vos señora, a quien quisiera ver
más que a ninguna cosa en el mundo.]
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