lunes, 31 de mayo de 2021

DE "FERIA" EN "FERIA": análisis y polémicas sobre el discurso viral (¿y fascista?) de Ana Iris Simón.


La periodista y escritora Ana Iris Simón pronunció este discurso en Moncloa. Rápidamente se viralizó y generó un debate en torno al mismo, suscitando una agria polémica y diversos escritos de alabanza o crítica que, a su vez, ocasionaron sus propias réplicas y contrarréplicas. Una feria, vamos.

Por supuesto, el debate intelectual siempre es bienvenido y probablemente resulte más que necesario en un país abotargado para el sano intercambio de ideas. Sin embargo, también podréis comprobar cómo, a menudo, en estas disputas se pierde el foco y se acaba usando el supuesto asunto de debate como una simple excusa para el ataque gratuito o el ajuste de cuentas entre posiciones enfrentadas de izquierda y derecha o, más bien, entre diferentes posiciones de la izquierda.
Comenzaremos por ver el discurso completo:

 

A continuación, veremos algún análisis en vídeo.



Sin embargo, vamos a centrarnos en el corpus escrito que ha ocasionado este discurso oral en distintas columnas de opinión.



Un discurso rojipardo y una defensa vergonzosa. (Javier Cáceres. Izquierda Diario). 
Aquí comienza la polémica. ¿Se trató de un discurso con tintes fascistas? ¿Tiene ramalazos fascistas el libro Feria o el pensamiento de la propia autora? En caso afirmativo, ¿es peligroso o negativo que así sea? ¿Todo pensamiento queda desvirtuado si tiene algún punto en común con el fascismo o el falangismo? ¿Son lo mismo fascismo y falangismo? ¿Es posible el fascismo en el siglo XXI? ¿Toda reivindicación de la familia, la tradición o la patria son patrimonio de la extrema derecha? 

¿POR QUÉ ANA IRIS SIMÓN DUELE TANTO A LA IZQUIERDA? (Miguel Alvárez Peralta. Infolibre).




En cualquier caso, tanto el propio discurso de Ana Iris Simón en Moncloa como cada una de las réplicas y contrarréplicas surgidas aprovechando el debate (o la excusa) son textos argumentativos que debes comprender y saber analizar. 
Elige cualquiera de ellos para hacer tu comentario y/o para escribir tu propio artículo de respuesta.


Para finalizar, te dejo uno que considero un buen resumen de la polémica y que enlaza la argumentación tan trabajada con un componente más lírico.
EN OCASIONES VEO FALANHIPSTERS
(José Daniel Espejo. La Verdad).
Si tienes redes sociales y te asomas a ellas, las probabilidades de que te hayas topado esta semana con un vídeo de Ana Iris Simón son altas. La autora de “Feria” (Círculo de Tiza, 2020), una especie de “Cuéntame” novelado, ambientado en la España vaciada, asistía -invitada por Moncloa- a un acto llamado “Pueblos con futuro”, y aprovechó para lanzar una apasionada diatriba contra los causantes de la despoblación, la baja natalidad y la precariedad vital en las comunidades rurales. Lo excepcional de su discurso, y tal vez el morbo de ver a Simón pronunciarlo ante -y contra- Pedro Sánchez, lo han hecho viral, colocando a la autora manchega en el centro de un encendido debate estos días, y proporcionándole de paso una colaboración en una importante tertulia radiofónica.
El debate: resumiendo mucho, y cargándome de un plumazo toda la escala de grises, las opiniones se dividen entre quienes celebran la “frescura” y potencia revolucionaria del posicionamiento de Simón y quienes detectan en sus palabras los rancios aromas del falangismo. Alegan los segundos, basándose también en la reciente novela de esta autora, que esa pasión por la patria, la familia y las tradiciones, y ese desagrado hacia el feminismo, la postmodernidad y la inmigración no tienen mucho de nuevo, que vienen de un lugar muy determinado -y triste- de nuestra historia y tienen un nombre concreto.
En defensa de Simón he de decir que, por mucho que se puedan parecer sus convicciones a las de la Falange original, ella no se parece en nada a los chalados y fanáticos que asociamos con esta vieja organización fascista. Nada que ver con la tal Isabel Medina Peralta que tuvo su minuto de gloria hace unos meses soltando mamarrachadas tipo “la culpa es del judío”. Ana Iris Simón, talentosa, inteligente y moderna, periodista de profesión con experiencia en medios como Telva o Vice, conoce sus códigos y la posición exacta de las líneas rojas. El rechazo de la inmigración no puede enunciarse a las claras. Tal vez por eso, la autora prefirió, en Moncloa, una censura genérica a la “importación de mano de obra”.
Ya sé que siempre estoy dando la chapa con lo mismo, pero lo voy a repetir: pocas cosas me dan más miedo, en política, que el empleo de la nostalgia. Cada vez que alguien desliza un tiempo pasado mejor en el discurso se me activan todas las alergias. Con Simón tuve que pincharme un Urbasón, aunque reconozco que su alegato es muy atractivo. Describe con mucha claridad los síntomas: el desarraigo, la precariedad, la imposibilidad de asentar un proyecto de vida en ninguna parte que sufren -sufrimos, en plural, como país- los perdedores de la globalización. Países periféricos, zonas rurales, trabajadores no especializados, jóvenes que encajan en Charnego, aquel tremendo poema de Cristina Morano cuyo final no me resisto a reproducir por aquí: “Mientras tanto, me guardo lo que tengo: / neveras, libros, cachorros, / amor, lengua, familia, tierra. / No son nada, equipaje, cosas tontas / para el que no tiene dinero; / las cargo algunas veces, otras debo olvidarlas, / buscando mi comida por el mundo. // Como los animales.”.
Pero verse reflejado en una sintomatología no es suficiente si a continuación tratan de colarte un diagnóstico de mierda. Estoy de acuerdo con algunas de las propuestas de Simón, sobre todo en lo que se refiere a la reindustrialización y al trabajo garantizado, pero ese “los pueblos no necesitan wifi, necesitan bebés”, o esa insistencia en la soberanía nacional frente a organismos como la UE me parecen mera ideología de barra de bar o mala tertulia radiofónica. Las patrias, como la energía nuclear, existen, pero solo deben manipularse con mucha, muchísima precaución.
Con todo, lo que más me chirría de discursos como el de Simón es el lugar desde el que se emiten. La autora, hija de funcionarios, que salió pronto del pueblo para estudiar en Aranjuez y Madrid, habla de la España vaciada desde la nostalgia de esos fines de semana de visita jugando con los primos, un relato personal que puede no coincidir en nada con el de, pongamos, un servidor, que se crió -de madre soltera- en un paisaje no menos español: un polígono (el de La Paz) de viviendas sociales en la periferia de una ciudad de provincias. Un relato, por último, que no se deja enriquecer por experiencia activista alguna, pues su autora no parece haber pisado ninguna de las organizaciones que luchan desde y por las comunidades rurales y la España empobrecida. Tal vez también merecerían un altavoz. Algo saben del tema. Probablemente, además, dirían otras cosas.


Como ves, el artículo de José Daniel Espejo no sólo se centra en el discurso objeto de la polémica sino que aprovecha para comentar parte del libro de manera subjetiva, reseñando tanto sus aciertos como sus errores. Es decir, se acerca al subgénero periodístico de la reseña y nos recuerda que, en realidad, Feria no es más que otra crónica en primera persona escrita por una mujer que necesita contar su mundo para poder comprenderlo. 

Se trata de un subgénero narrativo cada vez en mayor auge, y podemos destacar muchos ejemplos en los últimos años, como LA LECCIÓN DE ANATOMÍA o CLAVÍCULA, de Marta Sanz, MEJOR LA AUSENCIA de Edurne Portela, VOZDEVIEJA o EL EVANGELIO de Elisa Victoria, PANZA DE BURRO de Andrea Abreu... 

Panza de burro: reconocer que el primer beso de una niña suele ser a otra niña.

VOZDEVIEJA: Niña de perifieria

Todos ellos son libros actuales y más que recomendables, que puedes incorporar a tu lista de lecturas voluntarias. También son ejemplos claros de AUTOFICCIÓN, un estilo muy en boga del que resulta una muestra muy valiosa EL CUARTO DE ATRÁS de Carmen Martín Gaite, una de las obras que habremos de trabajar este curso y que tienes explicada en esta entrada de mi blog.


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