jueves, 30 de abril de 2015

Microrrelatos (¿o minipoemas?) de Chema Cumbreño

Mensajes en el contestador.

Vivo solo.
Aunque a veces, en el trabajo, marco el número de teléfono de mi casa.
Y pregunto por mí.


La temperatura de las palabras

Pienso en una palabra. A continuación, la escribo.
Pienso luego en la misma palabra. Pero esta vez me la callo.
El agua caliente sirva para unas cosas; la fría, para otras.

El fuerte y la fuerza
El que ve una hormiga y no la aplasta demuestra ser mucho más fuerte que el que escoge aplastarla.

Pesos y medidas
Cuando estamos dormidos no somos los mismos que cuando estamos despiertos.
Solos bajo las mantas, cada uno mide lo que miden sus sueños.

miércoles, 29 de abril de 2015

Microrrelatos "Por los huesos de Cervantes"


Seguimos ofreciendo ejemplos de "minicuentos" que os sirvan de inspiración para el IV Certamen de Microrrelatos del Instituto Chaves Nogales (y, de paso, os recordamos las bases: un máximo de 150 palabras de tema libre y con plazo hasta el miércoles 6 de mayo, fecha en que celebraremos el Día del Libro en el centro).

En este caso, aprovechando que se acaba de cumplir el IV centenario de la publicación de la Segunda Parte de Don Quijote de la Mancha y, como seguramente habrás visto en las noticias, por fin se han encontrado los restos del pobre Miguel de Cervantes, añadimos unos textos publicados sobre el tema por el suplementeo  El Cultural el pasado 17/04/2015.


Zurda (Andrés Neuman)

En el barrio de allá, en el rincón más descreído de la iglesia, al final de la cripta, al fondo del subsuelo, confundida con un crucigrama de dientes, biografías y articulaciones, compartiendo desmemoria con otros nombres propios, deletreando la incógnita de sus vecinos, vulnerada por guerras no necesariamente épicas, con la sinceridad de aquello que está sucio, satirizando el guante del manual, ancha del uno al cinco, en plenitud a su manera, con menos calcio que rigor, resistiendo por pura convicción narrativa, prodigiosamente ajena a subvenciones y otras necrofilias públicas, una mano izquierda continúa trazando garabatos que nadie lee.


En paz descanse (Jenn Díaz

Que son de perro, esos huesos. Que no, cómo van a ser de perro. Que te digo yo que son de perro, que murió el mío hace unas semanas y eran clavados a estos huesos. Que no, cómo van a ser de perro, tú sí que eres un perro, es porque están deteriorados, pero son de humano. Pues mi perro tenía los huesos clavados a éstos, te lo digo de verdad y si no me crees me vas a obligar a desenterrarlos del jardín y enseñártelos. Entonces será que tu perro era Cervantes, a ver, el del Quijote, porque éstos son los suyos. Pero cómo van a ser los suyos, si están mezclado con otros huesos, y hasta con los de perro. ¿No ves que cuando Cervantes murió la gente no tenía perro de compañía? Claro que tenían perros, siempre se han tenido perros, cómo va a vivir el hombre sin ese amigo que es el perro. Pues Cervantes no tenía perro. Y ahora no tiene huesos. Que sí, que te digo que éstos son sus huesos. Y yo te digo que son los huesos de los antepasados de mi perro, en paz descanse. 

Receta para un clásico (Elena Medel) 

Se necesita un escritor de tamaño grande, limpio, consagrado y con piel; dos forenses; tres arqueólogos; un filólogo; una patata; varios tomos de obras completas en distintas ediciones a lo largo de la historia, según su recepción; un lápiz para subrayar y un smartphone para retransmitir; unos granos de pimienta negra; sal; un periodista. Recomendamos utilizar una cazuela grande, con espacio para todos los ingredientes. Incorpora primero el fragmento de huesos centenarios del escritor, limpios y lavados, para quitar posibles restos que entorpezcan su consumo. Cubre con cuatro libros de agua y lleva a ebullición. Incorpora a los expertos, peleados y troceados; que no se desaproveche la parte verde del filólogo. Adereza con una cucharada de sal y ciento cuarenta de pimienta. Deja cocer a fuego lento durante varios días, o varias horas, o varios siglos, hasta obtener un caldo sustancioso. No espumes la superficie: déjalo turbio. Añade pasta y cuécela durante unos minutos. Sírvela al momento. 


Huesos/Bones (Carlos Zanón

Cervantes encendió el televisor y supo que sí, esta vez los habían encontra-do. En cuestión de días el ADN le delataría. La partida se había acabado. Sonó el móvil. 

Aceptó la llamada: -Te echaré de menos. 

-Siempre te quedará Cleopatra. 

Will no era mal tipo pero era pésimo fingiendo ser humano. Aquel bardo seguiría vagando mucho tiempo más por aquí mientras que él, una vez certificados que esos huesos son los suyos, deberá desaparecer de entre los vivos. Al principio Cervantes trató de vivir como un hombre de acción pero ¿para qué engañarse? fue leyendo y escribiendo cuando fue feliz. Durante un tiempo siguió con lo del teatro -“El gran galeote” fue otra vez incomprendida- y con Will hicieron buenas cosas -ese Capitán Ahab mitad Quijano mitad Lear- hasta que las teleseries los separaron. Al inglés le iban más los culebrones de matones y a él las sitcoms. Pero no dejaba de ser mala suerte que ahora que le renovaban con True Detective, sus compatriotas, hayan encontrado los puñeteros huesos. 

martes, 21 de abril de 2015

"Ajuar funerario": microrrelatos de Fernando Iwasaki

Fernando Iwasaki es un escritor peruano residente en Sevilla. Sus obras destacan por su gran uso de la ironía y entre ellas cabe mencionar El sentimiento trágico de la Liga, Helarte de amar, Libro de mal amor o España, aparte de mí estos premios.
Ahora vamos a rescatar algunos cuentos incluidos en su libro Ajuar funerario, en el que demuestra su maestría en microrrelatos impregnados de un resplandeciente humor negro:


LA CASA DE REPOSO
La madre superiora miró hacia el cielo como buscando una señal divina, y en sus ojos desvelados de oraciones reverberó cristalina una lágrima.
—¿Y dice Usted que el viejo profesor se niega a ir a misa, hermana?
—Así es, reverenda. Y maldice y ofende a María Santísima.
—No importa, hermana. Llévelo entonces a dar un paseo por el huerto.
—Sí, reverenda.
—Hermana...
—¿Sí, reverenda?
—Que parezca un accidente.


LA SILLA ELÉCTRICA
Cuando me comunicaron la fecha funesta se apoderó de mí la angustia de los sentenciados, y desde entonces sólo pienso en el dolor, el ruido y la luz. Si el trámite fuera indoloro miraría desafiante a mi verdugo, pero el pánico me paralizará cuando contemple la obscena exhibición de sus instrumentos de tortura. Por eso debo conservar la escasa dignidad que me queda, porque no quiero que los demás condenados se consuelen con mi cobardía. ¿Qué importa lo que ocurra una vez que me siente en la silla maldita? Podré llorar, podré maldecir y hasta cagarme en la silla de los cojones, porque esos matarifes son muy escrupulosos con la limpieza. Pero en el corredor de la muerte no puedo permitirme ser débil, ya que aunque nos miremos distantes de reojo, por dentro todos pensamos en el dolor, el ruido y la luz. Tengo miedo, quiero huir y hago secretos propósitos de enmienda, pero todo es inútil porque dentro de un año estaré de nuevo aquí: en la consulta del dentista.

LA OUIJA
Siempre me advirtieron que no moviera la copa y jamás les hice caso. Yo recorría las letras del tablero y me tronchaba cuando veía sus caras descompuestas, cuando escuchaba sus respiraciones entrecortadas, cuando sentían de pronto la caricia helada de mis manos.
Una noche partí la copa y cundió el pánico. Quise decirles que había sido yo, pero ya era demasiado tarde. Sin embargo, no se quedaron en casa ni hubo que clausurar aquella habitación como hizo mamá la última vez. Se fueron como almas cargadas por el diablo y yo hasta ahora les echo de menos.
Los nuevos inquilinos nunca juegan con el tablero, y a mí me da vergüenza mover las cosas sin que me llamen.

viernes, 17 de abril de 2015

Galería de Hiperbreves del Círculo Cultural Faroni

El Círculo Cultural Faroni es un homenaje a Luis Landero y más concretamente a su prestigiosa y premiada novela Juegos de la edad tardía, de uno de cuyos personajes toma el nombre. Durante muchos años han convocado un certamen de microrrelatos, de los que he seleccionado estos para que sirvan de modelo (como puedes ver, el humor negro es un recurso habitual en este tipo de relatos breves).

MIGUEL SÁIZ ALVÁREZ: "El globo"
Mientras subía y subía, el globo lloraba al ver que se le escapaba el niño.


ITZIAR MÍNGUEZ-ARNÁIZ: "El condenado"
Al alba lo sacaron de su celda, maniatado. Los primeros rayos de sol le cegaron y no tuvo manos con que protegerse. Antes de vendar sus ojos le concedieron un último deseo. Él dijo que no se le ocurría nada en ese instante, que tal vez mañana...


NORBERTO COSTA: "Despertar"
Despertó cansado, como todos los días. Se sentía como si un tren le hubiese pasado por encima.
Abrió un ojo y no vio nada. Abrió el otro y vio las vías.

jueves, 16 de abril de 2015

Pequeña antología personal de microrrelatos

Este curso ya hemos estudiado los distintos géneros literarios:
Principalmente en 2º de ESO hemos visto (y producido) distintos ejemplos de los géneros narrativos más conocidos, como la novela y el cuento. Ahora vamos a estudiar uno nuevo, con sus propias características: el microrrelato.

El microrrelato es, como su mismo nombre indica, una especie de mini-cuento que se basa, principalmente en la sorpresa y/o el ingenio. 

Debe condensar en muy pocas líneas o palabras mucha emoción, sorpresa o agudeza. Por eso, entre sus rasgos más características está el humor, la ironía o la metaliteratura (referencias a la propia literatura y, por tanto, a todas las referencias internas que comparten los lectores).

A continuación te mostramos algunos ejemplos. El primero es, probablemente, el microrrelato más famoso de la historia y con el segundo podrás comprobar lo que es ese juego metaliterario:

AUGUSTO MONTERROSO (México): “El dinosaurio” (9 palabras)

Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.
Obras completas (y otros cuentos), 1959


JAIME MUÑOZ VARGAS (México): “El descarado” (9 palabras)

Cuando plagió, el copyright todavía estaba allí.
Monterrosaurio, inédito

ERNEST HEMINGWAY (EE.UU): "Patucos" (7 palabras)

Se venden: zapatos de bebé. Sin usar.


MARCO DENEVI (Argentina)

Leímos todo cuanto había sido escrito sobre el amor. Pero cuando nos amamos descubrimos que nada había sido escrito sobre nuestro amor.
Parque de diversiones, 1970

UAN JOSÉ ARREOLA (México): “Cuento de horror” (19 palabras)

La mujer que amé se ha convertido en fantasma. Yo soy el lugar de las apariciones.
Palindroma, 1980

EDMUNDO VALADÉS (México): “La búsqueda” (14 palabras)

Esas sirenas enloquecidas que aúllan recorriendo la ciudad en busca de Ulises.
De bolsillo, 1989


ORLANDO ENRIQUE VAN BREDAM (Argentina): “Graffiti” (14 palabras)

Es fácil juntar de nuevo a Los Beatles. Sólo se necesitan tres balazos.
La vida te cambia los planes, 1994

GABRIEL JIMÉNEZ EMÁN (Venezuela): “El hombre invisible” (13 palabras)

Aquel hombre era invisible, pero nadie se percató de ello.
Los 1.001 cuentos de 1 línea, 1981


DAVID LAGMANOVICH (Argentina): “Declaración de desamor” (13 palabras)

Crees ser mi poema definitivo, pero sólo eres una errata.
La hormiga escritora, 2004


Tras haber visto estos modelos, deberás elegir (al menos) uno para poner en tu blog y explicar por qué te ha gustado.
Después deberás crear tú mismo uno, con el que tal vez puedas ganar el IV Certamen de Microrrelatos Chaves Nogales.

Ánimo, suerte e inspiración.

Ah, para que no te quejes con el argumento (razonable) de que tu profe te manda tareas que ni él mismo sabría hacer, te pego aquí alguno hecho por mí:

SE ACABÓ EL CUENTO
Cuando la Bella Durmiente despertó, el Príncipe Azul ya no estaba allí.


UN RATITO DE GLORIA
Todos tenemos derecho a nuestro momento de gloria. Ahora, yo me preparo para el mío: es la final de la Eurocopa y me dispongo a saltar al césped de un estadio de nombre impronunciable, francamente ruidoso. Mientras recuerdo los momentos de sacrificio, críticas e insultos que he tenido que soportar para llegar hasta aquí, no olvido persignarme tres veces ni poner especial cuidado en que mi pie derecho sea el primero en traspasar la línea de cal. Al fin, cumplido el ritual y espoleado por el griterío que acompaña mi aparición, comienzo a correr libre y desnudo por el campo.


BOOK-CROSSING
En el atrio de la Facultad de Filología, oculto tras uno de sus incómodos bancos de piedra, me pareció ver un libro. No era muy grueso, tenía las tapas algo ajadas y poseía, lógicamente, la característica atracción de todo lo relacionado con el azar. Enseguida caí en que debía ser eso que llaman “book-crossing”, así que avisé a las fuerzas de seguridad, quienes, pertinentemente, acotaron la zona y, tras tomar las precauciones necesarias, procedieron a desactivarlo.

miércoles, 15 de abril de 2015

Un artículo de Leila Guerrero sobre Bielsa

No sé de fútbol —es un arte que se me escapa—, pero semanas atrás vi a Marcelo Bielsa, técnico del Olympique de Marsella, en una conferencia de prensa. Los jugadores no acordaban con sus métodos de entrenador, él revisó sus consignas y los dejó llevar la iniciativa. Hasta ahí, todo normal: un técnico escucha un reclamo, lo acepta. Pero Bielsa, hombre de convicciones fuertes, dijo, en esa conferencia asombrosa: “He hecho concesiones, que han debilitado mi manera de hacer las cosas, para continuar avanzando (...) Admitir que hay que cambiar la forma de trabajar exige aceptar una disminución de la autoestima, que en mi caso podía estar sobredimensionada por la valoración externa que se hacía de mi trabajo”. Decía Niezstche que sólo un exceso de fuerza demuestra la fuerza. Solamente alguien con una fortaleza olímpica puede hacerse a un lado, poner por delante lo que importa —la batalla, más allá del desenlace— y, aun así, no renunciar a su convicción. El periodista argentino Ezequiel Fernández Moores escribió hace poco que años atrás, en Chile, Bielsa decía: “Más que obedecido, el líder busca ser interpretado. Es la única forma de que su liderazgo sea duradero y se mantenga incluso cuando ya se ha perdido el poder”. Pienso en nuestros políticos, ladrando su épica demagoga que brama “No cederemos”, “Ni un paso atrás”, y en Bielsa, que dijo, en otra de sus charlas y cuando le pidieron que eligiera una virtud: “Adaptarse a la exigencia, no desmoronarse (...), enfrentar las dificultades sin pervertirse, pudiendo ser siempre el mismo; estar dispuesto a poner en riesgo lo que poseo, aceptar el reto, el desafío, el cambio, el riesgo, tolerar los picos de dolor, saber sufrir”. Arriesgarse, aguantar, saber sufrir. Yo no busco maestros. Pero, a veces, leo cosas como esas.

Leila Guerrero. El País. 15/05/2015


Un poema de Ben Clark

DARWIN SE ACERCA A LADY MACBETCH UN SÁBADO POR LA NOCHE

Si me he acercado a ti es porque estás buena.
Si dijera otra cosa, mentiría.
Y quiero conocerte, de verdad,
y que tú me conozcas, con el tiempo,
que hagamos nuestros sitios que ahora mismo
no nos importan nada. Quiero echarte
de menos, que me llames y me digas
que me extrañas muchísimo, que falto.
Quiero memorizar tu piel, decirte
que tienes un lunar nuevo en el hombro,
quiero decirte «Cielo» y que te enfades
porque odias ese nombre. Quiero verte
cada día que pueda y discutir
por cosas que ahora mismo dan igual.
Quiero saber que estamos distanciándonos.
Notar cómo los días nos devoran,
irremediablemente.
Quiero que me preguntes qué nos pasa
y no tener palabras que decirte.
Cuando tú ya no estés tan buena y yo
ya no le dé importancia a ese detalle.
Porque yo no seré tampoco joven
y mis preocupaciones serán otras:
pensar cómo es posible que hoy de nuevo
nos estemos mirando como aquella
noche en que caminé hasta ti y te dije
algo — ya no me acuerdo— que quería
conocerte supongo y los dos éramos
lo mismo que ahora somos. ¿Qué me dices?

lunes, 13 de abril de 2015

Advertencia (y consejo): un poema de Felipe Benítez Reyes

ADVERTENCIA
Si alguna vez sufres —y lo harás—
por alguien que te amó y que te abandona,
no le guardes rencor ni le perdones:
deforma su memoria el rencoroso
y en amor el perdón es sólo una palabra
que no se aviene nunca a un sentimiento.
Soporta tu dolor en soledad,
porque el merecimiento aun de la adversidad mayor
está justificado si fuiste
desleal a tu conciencia, no apostando
sólo por el amor que te entregaba
su esplendor inocente, sus intocados mundos.

Así que cuando sufras —y lo harás—
por alguien que te amó, procura siempre
acusarte a ti mismo de su olvido
porque fuiste cobarde o quizá fuiste ingrato.
Y aprende que la vida tiene un precio
que no puedes pagar continuamente.
Y aprende dignidad en tu derrota,
agradeciendo a quien te quiso
el regalo fugaz de su hermosura.

(Felipe Benítez Reyes)

Los nadies (un poema de Eduardo Galeano)

Hoy ha muerto el gran escritor Eduardo Galeano. En su recuerdo colgamos uno de sus poemas, "Los nadies", contenido en su célebre El libro de los abrazos y del que hicieron una versión La Gran Orquesta Republicana. 


 LOS NADIES 

Sueñan las pulgas con comprarse un perro
y sueñan los nadies con salir de pobres,
que algún mágico día
llueva de pronto la buena suerte,
que llueva a cántaros la buena suerte;
pero la buena suerte no llueve ayer, ni hoy,
ni mañana, ni nunca,
ni en lloviznita cae del cielo la buena suerte,
por mucho que los nadies la llamen
y aunque les pique la mano izquierda,
o se levanten con el pie derecho,
o empiecen el año cambiando de escoba.
Los nadies: los hijos de nadie,
los dueños de nada.
Los nadies: los ningunos, los ninguneados,
corriendo la liebre, muriendo la vida, jodidos,
rejodidos:
Que no son, aunque sean.
Que no hablan idiomas, sino dialectos.
Que no profesan religiones,
sino supersticiones.
Que no hacen arte, sino artesanía.
Que no practican cultura, sino folklore.
Que no son seres humanos,
sino recursos humanos.
Que no tienen cara, sino brazos.
Que no tienen nombre, sino número.
Que no figuran en la historia universal,
sino en la crónica roja de la prensa local.
Los nadies,
que cuestan menos
que la bala que los mata.