lunes, 15 de noviembre de 2021

FEDERICO GARCÍA: ME VUELVES LORCA.





El sueño va sobre el tiempo
flotando como un velero.
Nadie puede abrir semillas 
en el corazón del sueño.

¡Ay, cómo canta el alba, cómo canta!
¡Qué témpanos de hielo azul levanta!

El tiempo va sobre el sueño
hundido hasta los cabellos.
Ayer y mañana comen
oscuras flores de duelo.

¡Ay, cómo canta la noche, cómo canta!
¡Qué espesura de anémonas levanta!

Sobre la misma columna,
abrazados sueño y tiempo,
cruza el gemido del niño,
la lengua rota del viejo.

¡Ay, cómo canta el alba, cómo canta!
¡Qué espesura de anémonas levanta!

Y si el sueño finge muros
en la llanura del tiempo,
el tiempo le hace creer
que nace en aquel momento.

¡Ay, cómo canta la noche, cómo canta!
¡Qué témpanos de hielo azul levanta!

(Federico García Lorca,  Así que pasen cinco años [1933].  
En Obras completas, Tomo II. Ed. Aguilar, 1986, 22ª ed.,
 pp. 560-561)

Escena "Entonces... he ganado yo". 



SLIDESHARE EL TEATRO LORQUIANO.








CARACTERÍSTICAS SURREALISMO









 



SONETOS DEL AMOR OSCURO.






La sombra se ha dormido en la pradera
los manantiales cantan
frente al ancho crepúsculo de invierno
mi corazón soñaba

¿Quién pudiera entender los manantiales
el secreto del agua
recién nacida, ese cantar oculto
a todas las miradas
del espíritu, dulce melodía
más allá de las almas...?

Luchando bajo el peso de la sombra
un manantial cantaba
Yo me acerqué para escuchar su canto
pero mi corazón no entiende nada

Era un brotar de estrellas invisibles
sobre la hierba casta
Nacimiento dеl Verbo de la tierra
por un sеxo sin mancha

Mi chopo centenario de la vega
sus hojas meneaba
Y eran hojas trémulas de ocaso
como estrellas de plata

El resumen de un cielo de verano
era el gran chopo. Mansas
y turbias de penumbra yo sentía
las canciones del agua

¿Qué alfabeto de auroras ha compuesto
sus oscuras palabras?
¿Qué labios las pronuncian? ¿Y qué dicen
a la estrella lejana?

¡Mi corazón es malo, Señor! Siento en mi carne
la implacable brasa
del pecado. Mis mares interiores
se quedaron sin playas

Tu faro se apagó. ¡Ya los alumbra
mi corazón de llamas!
Pero el negro secreto de la noche
Y el secreto del agua
¿son misterios tan sólo para el ojo
de la conciencia humana?
¿La niebla del misterio no estremece
el árbol, el insecto y la montaña?
¿El terror de las sombras no lo sienten
las piedras y las plantas?
¿Es sonido tan sólo esta voz mía?
¿Y el casto manantial no dice nada?

Mas yo siento en el agua
algo que me estremece..., como un aire
que agita los ramajes de mi alma

¡Sé árbol! (Dijo una voz en la distancia.)
Y hubo un torrente de luceros
sobre el cielo sin mancha

Yo me incrusté en el chopo centenario
con tristeza y con ansia
Cual Dafne varonil que huye miedosa
de un Apolo de sombra.

Mi espíritu fundióse con las hojas
y fue mi sangre savia.
En untuosa resina convirtióse
la fuente de mis lágrimas.

El corazón se fue con las raíces,
y mi pasión humana,
haciendo heridas en la ruda carne,
fugaz me abandonaba.

Frente al ancho crepúsculo de invierno
yo torcía las ramas
gozando de los ritmos ignorados
entre la brisa helada.

Sentí sobre mis brazos dulces nidos,
acariciar de alas,
y sentí mil abejas campesinas
que en mis dedos zumbaban.

¡Tenía una colmena de oro vivo
en las viejas entrañas!
El paisaje y la tierra se perdieron,
sólo el cielo quedaba,
y escuché el débil ruido de los astros
y el respirar de las montañas.

¿No podrán comprender mis dulces hojas
el secreto del agua?
¿Llegarán mis raíces a los reinos
donde nace y se cuaja?

Incliné mis ramajes hacia el cielo
que las ondas copiaban,
mojé las hojas en el cristalino
diamante azul que canta,
y sentí borbotar los manantiales
como de humano yo los escuchara

Era el mismo fluir lleno de música
y de ciencia ignorada.
Al levantar mis brazos gigantescos
frente al azul, estaba
lleno de niebla espesa, de rocío
y de luz marchitada.

Tuve la gran tristeza vegetal,
el amor a las alas.
Para poder lanzarse con los vientos
a las estrellas blancas.

Pero mi corazón en las raíces
triste me murmuraba:
"Si no comprendes a los manantiales,
¡muere y troncha tus ramas!"

¡Señor, arráncame del suelo! Dame oídos
que entiendan a las aguas!
Dame una voz que por amor arranque
su secreto a las ondas encantadas
para encender su faro sólo pido
aceite de palabras.

"Sé ruiseñor!", dice una voz perdida
en la muerta distancia.
Y un torrente de cálidos luceros
brotó del seno que la noche guarda.

"El Manantial", Los Planetas.

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