martes, 22 de octubre de 2024

Calaveras y diablitos...

 



Yo a vos no te creo nada,
¿cómo vos vas a creer en mí?
Universos de tierra y agua
me alejan de vos...

Las tumbas son para los muertos.
Las flores para sentirse bien.
La vida es para gozarla.
La vida es para vivirla mejor.

Calaveras y diablitos...
Calaveras y diablitos...
Calaveras y diablitos
invaden mi corazón

¡No quiero morir sin antes haber amado
pero tampoco quiero morir de amor!
Calaveras y diablitos
invaden mi corazón


Ahí viene La Huesuda suspirándote...
Ahí viene La Huesuda, jajajaja, riéndose...
Sabe que te tiene atrapado entre las manos,
que no puedes resistirte a una mujer...

Sabes que muy pronto pasarás a ser su esclavo
con el primer beso que te dé...

Ahí viene La Huesuda... 
es una bella dama
Ahí viene La Huesuda: 
sueñas con meterla dentro de tu cama

¿Cuántos hombres inocentes han caído ya en su red,
colocados de champán o de cerveza..?
¡No se te puede quitar de la cabeza
esa misteriosa mujer!

Ahí viene La Huesuda: empieza a despedirte...
¡No te quejes: 
hay formas mucho más tristes 
de desaparecer!

Ahí viene La Huesuda: mi dulce prima donna...
¡Ahí viene La Huesuda en su escoba voladora!
Un deseo peligroso, un veneno delicioso...
para torpes buscadores de placer
¡No te puedes quitar de la cabeza
a esa misteriosa mujer"

Ahí viene La Huesuda: empieza a desvestirte...
No te quejes: hay formas mucho más tristes 
de desaparecer.

jueves, 17 de octubre de 2024

Como el toro... (Miguel Hernández)

 


Como el toro he nacido para el luto

y el dolor, como el toro estoy marcado

por un hierro infernal en el costado

y por varón en la ingle con un fruto.

 

Como el toro lo encuentra diminuto

todo mi corazón desmesurado,

y del rostro del beso enamorado,

como el toro a tu amor se lo disputo.

 

Como el toro me crezco en el castigo,

la lengua en corazón tengo bañada

y llevo al cuello un vendaval sonoro.

 

Como el toro te sigo y te persigo,

y dejas mi deseo en una espada,

como el toro burlado, como el toro.


Miguel Hernández, El rayo que no cesa.

ANÁLISIS SEMÁNTICO TEXTUAL

a) Identifique al autor y la obra de la que forma parte. A continuación,contextualícela en el marco de la historia de la literatura. (1 p.) [10-15 líneas]

El reconocible estilo literario del autor (en este caso, la renovación de una forma clásica como es el soneto, algo propio de las vanguardias y la Generación del 27) nos permite llegar a la conclusión de que pertenece a Miguel Hernández, uno de los poetas más importantes del siglo XX pese a su temprana y desgraciada muerte en una cárcel franquista.

El uso del soneto, la fuerte presencia de símbolos como el toro, la espada o el tema del deseo, además, facilita adscribir este poema al libro El rayo que no cesa (1936), un poemario de temática amorosa, probablemente dedicado en su mayoría a la pintora surrealista  Maruja Mallo y compuesto de un total de 30 poemas: 27 sonetos endecasílabos, un poema en redondillas con rimas cruzadas (poema núm. 1), una especie de silva (poema núm. 15) y una elegía en tercetos encadenados (poema núm. 29).

Miguel Hernández, nacido en Orihuela en 1910 y fallecido en la prisión de Alicante en 1942, no pertenece, por edad, a la Generación del 27, aunque en su primera etapa está muy marcado por ellos, especialmente en el gongorino Perito en lunas, su debut lírico.

Para algunos estudiosos es, en cambio, el máximo representante de la Generación del 36, o la de la Guerra, en la que destaca su cambio de ciclo, marcado por un estilo mucho más sencillo, combativo y militante. Por todo ello, su poesía tuvo gran éxito y arraigo popular, tanto en las trincheras como en los círculos antifranquistas.

b) Identifique los temas que aparecen en este texto. (1,5 p.) [20-25 líneas]

En la obra de Miguel Hernández hay tres grandes temas universales: la vida, el amor y la muerte. En este soneto los tres aparecen estrechamente relacionados. Estaríamos ante el amor vivido como sentimiento trágico, las grandes ansias del autor van chocando contra las barreras que se alzan a su paso. De esa contradicción surge una tremenda pena (“Umbrío por la pena…”) y un fatalismo reflejado en los primeros versos (“Como el toro he nacido para el luto/y el dolor…”).


c) Identifique y explique qué características formales nos permiten atribuirlo algénero literario, al autor y a la época a la que pertenece. (1,5 p.) [20-25 líneas]

Nos encontramos ante 14 versos endecasílabos con rima consonante y repartidos en 2 cuartetos y 2 tercetos. Por lo tanto, ante un poema en forma de soneto, la forma más utilizada en la poesía culta desde el Renacimiento.

 Este soneto es uno de los más representativos del mundo poético hernandiano. Forma parte de la obra El rayo que no cesa, publicada en 1936. Su estilo ha sido calificado de “vigoroso, arrebatado, y humanísimo.” Su palabra procede directamente del sentimiento (“La lengua en corazón tengo bañada”). Acopla su fuerza expresiva a la rígida forma de un soneto y ésta, en vez de limitar, potencia. Consigue el equilibrio entre la emoción y la disciplina formal.

Se trata de un poema lírico en el que el yo poético desvela sus pensamientos y obsesiones. Para ello, a la manera de leit-motivs, serán clave el uso de símbolos recurrentes como el toro, la ingle, la lengua, el dolor, el amor, el corazón, la burla y la espada.

Como ya hemos dicho anteriormente, la renovación de las formas tradicionales, tanto cultas (el soneto, la silva…) como populares (el romance, la redondilla…) va a ser una de las características de la Generación del 27, y también del propio Miguel Hernández, tanto en su gongorino Perito en lunas, como en el popular Romancero de ausencias.

En conclusión, se trata de un perfecto ejemplo de la lírica hernandiana en su primera etapa y muestra de manera inapelable la maestría del autor de Orihuela a la hora de transmitir los pesares de sus tres heridas.

martes, 15 de octubre de 2024

Hoy converso con Miguel...


ME TIRASTE UN LIMÓN
Me tiraste un limón, y tan amargo,
con una mano cálida, y tan pura,
que no menoscabó su arquitectura
y probé su amargura sin embargo.

Con el golpe amarillo, de un letargo
dulce pasó a una ansiosa calentura
mi sangre, que sintió la mordedura
de una punta de seno duro y largo.
 
Pero al mirarte y verte la sonrisa
que te produjo el limonado hecho,
a mi voraz malicia tan ajena,

se me durmió la sangre en la camisa,
y se volvió el poroso y áureo pecho
una picuda y deslumbrante pena.



 VIENTOS DEL PUEBLO

Vientos del pueblo me llevan,

vientos del pueblo me arrastran,

me esparcen el corazón

y me aventan la garganta.


Los bueyes doblan la frente,

impotentemente mansa,

delante de los castigos:

los leones la levantan

y al mismo tiempo castigan

con su clamorosa zarpa.


No soy un de pueblo de bueyes,

que soy de un pueblo que embargan

yacimientos de leones,

desfiladeros de águilas

y cordilleras de toros

con el orgullo en el asta.

Nunca medraron los bueyes

en los páramos de España.


¿Quién habló de echar un yugo

sobre el cuello de esta raza?

¿Quién ha puesto al huracán

jamás ni yugos ni trabas,

ni quién al rayo detuvo

prisionero en una jaula?


Asturianos de braveza,

vascos de piedra blindada,

valencianos de alegría

y castellanos de alma,

labrados como la tierra

y airosos como las alas;

andaluces de relámpagos,

nacidos entre guitarras

y forjados en los yunques

torrenciales de las lágrimas;

extremeños de centeno,

gallegos de lluvia y calma,

catalanes de firmeza,

aragoneses de casta,

murcianos de dinamita

frutalmente propagada,

leoneses, navarros, dueños

del hambre, el sudor y el hacha,

reyes de la minería,

señores de la labranza,

hombres que entre las raíces,

como raíces gallardas,

vais de la vida a la muerte,

vais de la nada a la nada:

yugos os quieren poner

gentes de la hierba mala,

yugos que habéis de dejar

rotos sobre sus espaldas.


Crepúsculo de los bueyes

está despuntando el alba.


Los bueyes mueren vestidos

de humildad y olor de cuadra;

las águilas, los leones

y los toros de arrogancia,

y detrás de ellos, el cielo

ni se enturbia ni se acaba.

La agonía de los bueyes

tiene pequeña la cara,

la del animal varón

toda la creación agranda.


Si me muero, que me muera

con la cabeza muy alta.

Muerto y veinte veces muerto,

la boca contra la grama,

tendré apretados los dientes

y decidida la barba.


Cantando espero a la muerte,

que hay ruiseñores que cantan

encima de los fusiles

y en medio de las batallas.

Comentario resuelto


Me llamo barro aunque Miguel me llame

Me llamo barro aunque Miguel me llame.

Barro es mi profesión y mi destino

que mancha con su lengua cuanto lame.


Soy un triste instrumento del camino.

Soy una lengua dulcemente infame

a los pies que idolatro desplegada.


Como un nocturno buey de agua y barbecho

que quiere ser criatura idolatrada,

embisto a tus zapatos y a sus alrededores,

y hecho de alfombras y de besos hecho

tu talón que me injuria beso y siembro de flores.


Coloco relicarios de mi especie

a tu talón mordiente, a tu pisada,

y siempre a tu pisada me adelanto

para que tu impasible pie desprecie

todo el amor que hacia tu pie levanto.


Más mojado que el rostro de mi llanto,

cuando el vidrio lanar del hielo bala,

cuando el invierno tu ventana cierra

bajo a tus pies un gavilán de ala,

de ala manchada y corazón de tierra.

Bajo a tus pies un ramo derretido

de humilde miel pataleada y sola,

un despreciado corazón caído

en forma de alga y en figura de ola.


Barro en vano me invisto de amapola,

barro en vano vertiendo voy mis brazos,

barro en vano te muerdo los talones,

dándote a malheridos aletazos

sapos como convulsos corazones.


Apenas si me pisas, si me pones

la imagen de tu huella sobre encima,

se despedaza y rompe la armadura

de arrope bipartido que me ciñe la boca

en carne viva y pura,

pidiéndote a pedazos que la oprima

siempre tu pie de liebre libre y loca.


Su taciturna nata se arracima,

los sollozos agitan su arboleda

de lana cerebral bajo tu paso.

Y pasas, y se queda

incendiando su cera de invierno ante el ocaso,

mártir, alhaja y pasto de la rueda.


Harto de someterse a los puñales

circulantes del carro y la pezuña,

teme del barro un parto de animales

de corrosiva piel y vengativa uña.


Teme que el barro crezca en un momento,

teme que crezca y suba y cubra tierna,

tierna y celosamente

tu tobillo de junco, mi tormento,

teme que inunde el nardo de tu pierna

y crezca más y ascienda hasta tu frente.


Teme que se levante huracanado

del blando territorio del invierno

y estalle y truene y caiga diluviado

sobre tu sangre duramente tierno.


Teme un asalto de ofendida espuma

y teme un amoroso cataclismo.


Antes que la sequía lo consuma

el barro ha de volverte de lo mismo.

Miguel Hernández.


SLIDESHARE BIOGRAFÍA MIGUEL HERNÁNDEZ



SLIDESHARE MIGUEL HERNÁNDEZ (2º BACH)


SIMBOLOGÍA EL RAYO QUE NO CESA






¿No cesará este rayo que me habita
el corazón de exasperadas fieras
y de fraguas coléricas y herreras
donde el metal más fresco se marchita?

¿No cesará esta terca estalactita
de cultivar sus duras cabelleras
como espadas y rígidas hogueras
hacia mi corazón que muge y grita?

Este rayo ni cesa ni se agota:
de mí mismo tomó su procedencia
y ejercita en mí mismo sus furores.

Esta obstinada piedra de mí brota
y sobre mí dirige la insistencia
de sus lluviosos rayos destructores.



SENTADO SOBRE LOS MUERTOS
Sentado sobre los muertos
que se han callado en dos meses,
beso zapatos vacíos
y empuño rabiosamente
la mano del corazón
y el alma que lo sostiene.

Que mi voz suba a los montes
y baje a la tierra y truene,
eso pide mi garganta
desde ahora y desde siempre.

Acércate a mi clamor,
pueblo de mi misma leche,
árbol que con tus raíces
encarcelado me tienes,
que aquí estoy yo para amarte
y estoy para defenderte
con la sangre y con la boca
como dos fusiles fieles.

Si yo salí de la tierra,
si yo he nacido de un vientre
desdichado y con pobreza,
no fue sino para hacerme
ruiseñor de las desdichas,
eco de la mala suerte,
y cantar y repetir
a quien escucharme debe
cuanto a penas, cuanto a pobres,
cuanto a tierra se refiere.

Ayer amaneció el pueblo
desnudo y sin qué comer,
y el día de hoy amanece
justamente aborrascado
y sangriento justamente.
En su mano los fusiles
leones quieren volverse:
para acabar con las fieras
que lo han sido tantas veces.

Aunque le faltan las armas,
pueblo de cien mil poderes,
no desfallezcan tus huesos,
castiga a quien te malhiere
mientras que te queden puños,
uñas, saliva, y te queden
corazón, entrañas, tripas,
cosas de varón y dientes.
Bravo como el viento bravo,
leve como el aire leve,
asesina al que asesina,
aborrece al que aborrece
la paz de tu corazón
y el vientre de tus mujeres.
No te hieran por la espalda,
vive cara a cara y muere
con el pecho ante las balas,
ancho como las paredes.

Canto con la voz de luto,
pueblo de mí, por tus héroes:
tus ansias como las mías,
tus desventuras que tienen
del mismo metal el llanto,
las penas del mismo temple,
y de la misma madera
tu pensamiento y mi frente,
tu corazón y mi sangre,
tu dolor y mis laureles.
Antemuro de la nada
esta vida me parece.

Aquí estoy para vivir
mientras el alma me suene,
y aquí estoy para morir,
cuando la hora me llegue,
en los veneros del pueblo
desde ahora y desde siempre.
Varios tragos es la vida
y un solo trago es la muerte.