jueves, 17 de octubre de 2024

Como el toro... (Miguel Hernández)

 


Como el toro he nacido para el luto

y el dolor, como el toro estoy marcado

por un hierro infernal en el costado

y por varón en la ingle con un fruto.

 

Como el toro lo encuentra diminuto

todo mi corazón desmesurado,

y del rostro del beso enamorado,

como el toro a tu amor se lo disputo.

 

Como el toro me crezco en el castigo,

la lengua en corazón tengo bañada

y llevo al cuello un vendaval sonoro.

 

Como el toro te sigo y te persigo,

y dejas mi deseo en una espada,

como el toro burlado, como el toro.


Miguel Hernández, El rayo que no cesa.

ANÁLISIS SEMÁNTICO TEXTUAL

a) Identifique al autor y la obra de la que forma parte. A continuación,contextualícela en el marco de la historia de la literatura. (1 p.) [10-15 líneas]

El reconocible estilo literario del autor (en este caso, la renovación de una forma clásica como es el soneto, algo propio de las vanguardias y la Generación del 27) nos permite llegar a la conclusión de que pertenece a Miguel Hernández, uno de los poetas más importantes del siglo XX pese a su temprana y desgraciada muerte en una cárcel franquista.

El uso del soneto, la fuerte presencia de símbolos como el toro, la espada o el tema del deseo, además, facilita adscribir este poema al libro El rayo que no cesa (1936), un poemario de temática amorosa, probablemente dedicado en su mayoría a la pintora surrealista  Maruja Mallo y compuesto de un total de 30 poemas: 27 sonetos endecasílabos, un poema en redondillas con rimas cruzadas (poema núm. 1), una especie de silva (poema núm. 15) y una elegía en tercetos encadenados (poema núm. 29).

Miguel Hernández, nacido en Orihuela en 1910 y fallecido en la prisión de Alicante en 1942, no pertenece, por edad, a la Generación del 27, aunque en su primera etapa está muy marcado por ellos, especialmente en el gongorino Perito en lunas, su debut lírico.

Para algunos estudiosos es, en cambio, el máximo representante de la Generación del 36, o la de la Guerra, en la que destaca su cambio de ciclo, marcado por un estilo mucho más sencillo, combativo y militante. Por todo ello, su poesía tuvo gran éxito y arraigo popular, tanto en las trincheras como en los círculos antifranquistas.

b) Identifique los temas que aparecen en este texto. (1,5 p.) [20-25 líneas]

En la obra de Miguel Hernández hay tres grandes temas universales: la vida, el amor y la muerte. En este soneto los tres aparecen estrechamente relacionados. Estaríamos ante el amor vivido como sentimiento trágico, las grandes ansias del autor van chocando contra las barreras que se alzan a su paso. De esa contradicción surge una tremenda pena (“Umbrío por la pena…”) y un fatalismo reflejado en los primeros versos (“Como el toro he nacido para el luto/y el dolor…”).


c) Identifique y explique qué características formales nos permiten atribuirlo algénero literario, al autor y a la época a la que pertenece. (1,5 p.) [20-25 líneas]

Nos encontramos ante 14 versos endecasílabos con rima consonante y repartidos en 2 cuartetos y 2 tercetos. Por lo tanto, ante un poema en forma de soneto, la forma más utilizada en la poesía culta desde el Renacimiento.

 Este soneto es uno de los más representativos del mundo poético hernandiano. Forma parte de la obra El rayo que no cesa, publicada en 1936. Su estilo ha sido calificado de “vigoroso, arrebatado, y humanísimo.” Su palabra procede directamente del sentimiento (“La lengua en corazón tengo bañada”). Acopla su fuerza expresiva a la rígida forma de un soneto y ésta, en vez de limitar, potencia. Consigue el equilibrio entre la emoción y la disciplina formal.

Se trata de un poema lírico en el que el yo poético desvela sus pensamientos y obsesiones. Para ello, a la manera de leit-motivs, serán clave el uso de símbolos recurrentes como el toro, la ingle, la lengua, el dolor, el amor, el corazón, la burla y la espada.

Como ya hemos dicho anteriormente, la renovación de las formas tradicionales, tanto cultas (el soneto, la silva…) como populares (el romance, la redondilla…) va a ser una de las características de la Generación del 27, y también del propio Miguel Hernández, tanto en su gongorino Perito en lunas, como en el popular Romancero de ausencias.

En conclusión, se trata de un perfecto ejemplo de la lírica hernandiana en su primera etapa y muestra de manera inapelable la maestría del autor de Orihuela a la hora de transmitir los pesares de sus tres heridas.

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